Capítulo 28

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El conde hizo una señal a su equipo, quienes se concentraron frente al bateador.

Increíble... ansío ver el resultado de esta estrategia, conde... todo depende de usted.

Como se esperaba del conde, lanzó una bola baja, pero en un rápido movimiento la bola cambió de dirección, con la intención de impactar directamente contra la cara del bateador, quien usó el bat para cubrir su rostro. El conde tuvo que repetir el lanzamiento, y para sorpresa de todos repitió el mismo movimiento, solo que esta vez el bateador fue eliminado.

De inmediato al ver esa estrategia tan rastrera el público comenzó a abuchearlos y gritar que no era un juego limpio.

Un movimiento peligroso conde...

Sin embargo, el prefecto del dormitorio verde hizo callar al público. Explicando con detalle todo el arduo esfuerzo que el conde había hecho para poder perfeccionar cada uno de sus lanzamientos, dejando ver la determinación que él tenía para ganar. Una vez finalizado el discurso, se reanudó el juego.

Como siguiente lanzamiento, y asegurando que seguiría siendo una bola un poco más alta que lo normal, el bateador se confió y dejó escapar la bola debido a que fue demasiado baja como para poder batearla. Usando la técnica del acantilado, donde ya sea si la bateas o te defiendes quedas eliminado.

El último lanzamiento del conde lo bateó con éxito el hermano de Lizzy, dejando lugar al próximo jugador, el prefecto del dormitorio azul, el hombre se preparó con todo lo que tenía y lanzó la bola tan alto que el público se comenzó a burlar sin parar. Pocos segundos más tarde, la bola destruyó por completo el wicket dejando atónito a Edward y el resto del dormitorio verde.

—¡Asombroso! —grité emocionada.

Eliminando en un solo tiro al hermano de Lizzy. Sin embargo, el último bateador era el prefecto del dormitorio verde, y a ese estudiante se le conocía por batear cada bola que le lanzaban, sin fallar. El prefecto del dormitorio azul repitió el lanzamiento y con una fuerza y determinación impresionantes, el bateador logró dar con la bola, anotando seis puntos al marcador, dejando un puntaje de 105 a 103.

A este paso... y con este bateador... resultará realmente difícil poder ganar...

Vi al conde decirle algunas palabras de aliento a su prefecto, apoyando a repetir el lanzamiento una vez más. La bola se volvió a perder el aire, y cuando el bateador se preparó para golpear la bola, algo inédito sucedió. El bat se estrelló directamente en la frente del conde, escuché a Lizzy gritar del terror.

Arrastrándose para lanzar la bola, el conde es esforzó con todo lo que le quedaba de fuerzas, tomó la bola y la arrojó para poder destruir el wicket.

—¡El dormitorio azul ganó!

De inmediato la atmósfera del campo estalló en gritos de alegría y victoria, los integrantes del equipo corrieron a festejar su triunfo, lanzado por los aires al conde. Pero al instante fueron detenidos por Sebastian, y tenía razón, a pesar de la victoria el conde había sufrido un golpe de extrema gravedad.

(...)

—Hizo un gran trabajo conde —le dije—. La bola intercambiada fue un éxito.

—Fue gracias a usted, duquesa —respondió—. Usted sugirió el intercambio.

Negué con la cabeza.

—Yo sólo propuse una idea para poder ganar —recordé—. Fue usted el que llevó a cabo cada una de las estrategias en el juego.

El conde hizo una mueca de dolor al ser curado por Sebastian, el golpe que había recibido fue mayor de lo que esperábamos.

—¿Y? ¿Lograste atraparlo? —preguntó.

Amarte en la oscuridad | Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora