CAPITULO 3 Cita a ciegas

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EVANGELINA 

Me encontraba en mi apartamento, me estaba alistando para salir, como gustaba disfrutar mi vida al máximo y probar cosas nuevas, cosas que me emocionaban y me excitaban, cada noche me conectaba después de llegar del trabajo a internet, me pasaba horas metida en un chat gratuito, conversaba con todo tipo de personas, después de un tiempo decidí ir por lo que me gustaba y realmente necesitaba, después de aquel último encuentro con Mark y con Richard no había vuelto a coger con nadie, los muy imbéciles se enojaron conmigo porque solo los buscaba para tener sexo, la verdad aún sigo confundida, pensé que al igual que yo ellos solo me querían para coger, no sé por qué le terminaron poniendo sentimiento a esto.

Creo que ahora tengo que ser mas clara cuando expongo las condiciones para que se acuesten conmigo. 

Es una lástima, me la pasaba muy bien con ellos, ahora solo veo como Richard pasa cada día por mi oficina, pero no me da esas buenas cogidas. 

Tenía ganas de echar un buen polvo, de los de verdad, intenso y placentero. Ya no quería chicos, así que me inscribí al canal de maduritas y durante este tiempo fui conociendo hombres mayores, pero francamente me aburrían de sobre manera, hablaban, no sé... 

La cosa es que hablar con ellos me resultaba frio y monótono, sus conversaciones estaban huérfanas de frescura y buen humor, ahora entendía porque solo cogía y no hablaba con el amigo de mi padre.

Lastima que mi padre se enteró, realmente me gustaba como aquel hombre me follaba. 

Ya me había duchado, me había puesto el vestido más sexy que encontré, me dejé el cabello suelto y me estaba maquillando, si lo pienso bien, pensé que esto había sido una mala idea, cuando quería darme por vencida en ese chat, él envió un mensaje al privado y me saludó. Fue tan efusivo que llamó mi atención y decidí contestarle, durante días me mantuvo en vilo respecto a su edad, su aspecto o su lugar de procedencia, simplemente nos limitábamos a hablar de cosas mundanas, hablamos de todo, películas, libros, de la vida incluso, a veces tocábamos el tema del sexo, pero no hondeamos en el, y aunque había llegado a ese chat en busca de buenas cogidas, realmente debo decir que me gustaba mucho esta persona, me parece sumamente interesante.

Me siento nerviosa, no lo voy a negar, el corazón me late en el pecho como un caballo desbocado y golpea contra mis costillas, las manos me sudan, y la ansiedad me abruma. 

Un día le propuse que nos viéramos en persona, tenía ganas de conocerlo, tenía ganas de conocer al tipo que era tan divertido y que me hacia reír como nadie lo había hecho, hace mucho que no tengo una relación así con un hombre, la verdad soy de las que los ve como juguetes sexuales, pero no sé porque este hombre era diferente.

Espero que no me esté equivocando, nunca he tenido un buen juicio cuando se trata de las personas. 

Debo admitirlo, tuve que insistir muchas veces, una y otra y otra vez, hasta que por fin accedió, aunque... no de muy buena gana y aquí estamos el día tan esperado llegó. Hoy será el día en que lo conozca, por fin voy a poder saber cómo es, cuántos años tiene, que hace por la vida.

Jesús, espero que le guste lo que ve y sobre todo, que a mi me guste lo que vea. 

Terminé de arreglarme, y salí de casa, tomé un taxi y llegué al lugar, creo que fui demasiado puntual, los nervios me están matando, nunca me había sentido así. Cada hombre que se me cruza por delante, levanta mi sospecha.

¿Será este? 

Me preguntaba continuamente, algunos incluso me miran y no sé por qué eso me hace sentir insegura 

¿Qué te pasa Evangelina? Tú eres así

Me decía a mí misma, pero no sé por qué pensaba que mi hombre ya me había visto y se había decepcionado, quizás había regresado a su casa sin saludarme.

DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora