CAPITULO 53 MALDITO INFIERNO 1

1.4K 100 3
                                    


AGUST

Me estaciono en la entrada de la que alguna vez pensé que era mi hogar. La realidad es que fue mi infierno, ese infierno personal que cada persona tiene. Viví aquí 14 años de mi vida. Vi como mi padre maltrataba a mi madre, como la molía a golpes, como traía a sus amantes a la casa y se las follaba en su cara, como me tomaba a mi como saco de boxeo cuando tenía un mal día.

Tambien vi cómo se meo en los pantalones cuando vio al primer animal muerto. Vi el terror es su mirada lo invadió, cuando vio como despedacé a uno de sus guardias con solo 11 años. Me tenía tanto miedo, que decidió que a los 14 años debía enviarme a una cloaca en Rusia, para ser entrenado y aprender a manejar mis ataques de ira.

La verdad es que nací con el gen sádico, no siento empatía por ningún ser humano, no me da remordimiento causar dolor a la hora de saciar mi fascinación de la sangre, me gusta ver como ese hermoso liquido recorre mis manos. Me encanta ver como la vida de alguien se extingue en mis manos, como yo le robo su último suspiro.

Tengo miles de demonios dentro. Travix no se equivoca cuando me llama bestia salvaje, hijo del demonio. Ya que no está alejado de la realidad.

Por años trataron de encerrarme, mis padres me llevaron a miles de psiquiatras, intentaron por cualquier medio doblegarme o como decían ellos sanarme, pero no tengo cura, soy un maldito psicópata, que le encanta arrebatarle la vida a cada ser humano, y más cuando le estorba, no tengo escrúpulos, no tengo moral, no tengo ética. Me gusta manipular a mi conveniencia, no siento culpa, ni remordimiento y no me arrepiento de nada.

no creo en nada, solo en mí, en lo que soy y en lo que quiero llegar a ser, no me interesa caerle bien a nadie, y no pienso dejar mi naturaleza por nadie, soy lo que soy y esa es mi esencia, con la que debo morir, y la cual debo sentirme orgulloso siempre.

Hasta que llegó ella, una mañana apareció en mi casa con su hermoso cabello rubio como el oro, era hebras bañadas en oro, unos hermosos ojos grises, que, si veías en ellos, te darías cuanta que eran como una sádica tormenta, de esas que te arrasan y te dejan en la nada, sus hermosos labios rosa, y unas pequeñas manos, a pesar de que era 4 años mayor que yo, cuando la vi, quedé fascinado, era como si me hubiera hipnotizado y lanzado algún tipo de hechizo.

Su manera de ser, tan abierta y divertida me sedujo, a pesar de que yo era callado y frio, ella era como una tarde de verano, de esos que te calientan y te calcinan. Ella con 14 años y yo con 10, parecía algo imposible, pero desde ese momento, cuando la vi ingresar por esa gran puerta supe que era para mí. La había marcado como mía y algún día la reclamaría, solo era cuestión de tiempo, solo tenía que esperar para poder ir por ella.

Desde ese día no logré sacarla de mi cabeza, soñaba cada noche con esa tormenta, queria que arrasara con todo lo que era, con destruyera cada maldito demonio que me invadía, queria que me hiciera sentir vivo, que valía la pena por lo menos tenerle compasión a algún ser humano y que por lo menos uno de ellos era digno de respirar mí mismo aire.

Hasta el maldito día que mi padre la tomó entre sus brazos, la hizo suya y todos nos dimos cuentas de que desde que ella tenía 13 años él la hacía su mujer, lo odié, quise matarlo por tomar algo que no era de él, cada noche deseaba rebanarle el cuello y comencé a asediarlo.

Le hice la vida un maldito infierno, no dormía tranquilo, vivía con el miedo de que en algún momento su propio hijo lo despedazara, por eso cuando tuve 14 años decidió enviarme donde los rusos, puso la excusa de que debía aprender a pelear y que eso calmaría mi sed de sangre y sería un buen ejercicio de relajación y manejo para la ira, ya que en aquellas cloacas podría matar y no me metería en problemas, estaría tranquilo y sería una persona medianamente normal.

DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora