CAPITULO 42 MIEDOS

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EVANGELINA

Me subí al auto lo más rápido que pude. Tenía que salir de aquel lugar, ver a mi padre tomar de esa manera a una niña la cual podía ser su nieta y ver como Agust observaba esa situación me dio nauseas, son unos malditos depravados.

Por eso no me queria decir la verdad, me estaban mintiendo, me siento sucia. Tanto que mi padre me critica por mi condición, tanto que me humilla por tener este maldito vicio y él es peor.

Llego a mi apartamento. No me preocupé todo este tiempo si me venían siguiendo o no, nada me importa, no quiero saber nada más sobre esto. No sé qué hacer ahora ¿A quién debo acudir? ¿Cómo debo enfrentar esto? siento que esto es mucho para mí. Es más, de lo que puedo soportar.

Cuando llego a la entrada de mi apartamento noto que está abierta. No he parado de llorar desde que vi aquello, entro con cautela. Escaneo todo el lugar, se siente un silencio terrorífico, una corriente recorre todo mi cuerpo. Camino con cautela por todo el lugar, esta vacío.

Me dirijo hasta mi habitación y al llegar, pego un grito. Hay una caja blanca con un listón rojo, y al lado hay un cachorro muerto.

Mi cuerpo comienza a temblar, al lado hay una nota. Camino lentamente hacia mi cama llena del rojo escarlata. Tomo con miedo el papel.

Nota.

Nos volveremos a ver cachorrita. Espero que te guste mi regalo.

Mi cuerpo cae en el piso. Mi culo golpea el piso y comienzo a llorar incontrolablemente.

Otra vez no, otra vez no por favor, otra vez no. No puedo volver aquello. Ese es un infierno que no quiero volver a vivir. Me costó salir mucho de allí, otra vez volver me mataría.

Salgo corriendo de mi habitación. Necesito salir de aquí, necesito huir, necesito esconderme en lugar donde no puedan encontrarme.

No debe encontrarme.

No debe encontrarme.

Me repito uno mil veces. Salgo sin tomar nada de mi casa, huyo de allí, mi vida depende, si me encuentra una vez más va a matarme.

Salgo del edificio y comienzo a correr, mis lágrimas se derraman, siento como me la gente me mira, pero eso es lo de menos. No puedo dejar que me alcance.

Mi mente está en blanco, solo sé que debo huir. Corro tan rápido que no me doy cuenta de lo que pasa a mi alrededor. Hasta que choco con alguien.

-¿Evangelina? – Una voz me asusta.

-Déjame – Digo desesperada - ¡Déjame! Debo huir.

Me toman de los hombros al caer al suelo.

-¡Cálmate!

Levanto la mirada y me encuentro con unos ojos que se me hacen conocidos. Los he visto antes, son del mismo color que los míos, pero estos son más oscuros.

-¡Suéltame! – Sé que lo he visto en algún sitio, pero ahora no recuerdo.

-¡Por favor! Cálmate – Me levanta – Dime que sucede.

No paro de llorar. Me suelto de su agarre.

-Debo huir – Intento irme, pero vuelve a detenerme – No me puede encontrar.

-¿Quién? ¿Qué pasa? – En su voz se siente la preocupación de verme así.

-Él va a encontrarme – Digo desesperada – Él ha vuelto por mí.

Me toma entre sus brazos, sus brazos son cálidos.

-¡Dime! ¿Qué pasa? – Me suelto de su agarre.

-No te conozco, no tengo porque decirte – Le digo limpiando mis lágrimas.

-Soy Travix – Me mira a los ojos – Soy amigo de Agust.

-¿Amigo de Agust?

Veo como asiente con la cabeza.

-¿Dónde está él? – Siento la necesidad de verlo, de refugiarme en sus brazos.

-Está un poco ocupado, pasaba por aquí y vi que corrías por eso me acerqué – Vuelve abrazarme – Dime. Que pasa ¿Quién vino por ti?

Tomó aire.

-En mi apartamento... - No puedo terminar de hablar.

-Vamos juntos allí ¿Si? Y me dices que pasa.

Yo niego desesperada.

-Allí no – Lo tomo fuerte por los brazos – No me regreses allí.

-Vamos entonces a mi apartamento y me cuentas ¿Si?

-¿Y Agust? – Pregunto.

Lo veo tensarse.

-Vamos a mi apartamento y de allí lo llamo.

Me toma del brazo y me rodea la cintura. Camino junto a él, no he parado de temblar y no puedo parar de llorar.

Me sube a su auto y conduce en silencio, algo que agradezco. Me permite calmarme. Después de unos minutos llegamos un gran edificio, me ayuda a bajar y me entramos en este. Subimos el elevador y caminamos por un largo pasillo. Abre la puerta y entramos al lugar, es casi parecido al apartamento Agust, solo que un poco más pequeño.

Me sienta en un sofá.

-¿Te ofrezco algo de beber? – Me dice mientras camina hacia lo que supongo es la cocina.

Niego.

Lo veo tomar una cerveza y caminar hacia mí. Se sienta a mi lado y me clava esas dagas que tiene por ojos en las mías.

-¿Qué pasa? ¿Por qué venias corriendo de esa manera?

Doy un suspiro y le cuento lo que encontré en mi apartamento. Claramente no le digo quien puede ser, no lo entendería y no quiero decir mi horrible pasado.

-Voy a llamar a Agust – Me da una caricia en el cabello – Por ahora quédate aquí ¿Si? No vayas a ningún lado hasta que yo no vuelva con el Darrend ¿Entendido?

Asiento y lo veo irse.

¡Volvió por mí! Y esta vez no me dejará escapar. Él lo prometió. 

BUENASSSSS

OTRO CAPITULOOOO... 

¿QUIEN VOLVIO POR EVA? 

DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora