EVANGELINA
INFANCIA
Esto pasa cuando ella tenía 5 años.
Primera noche del infierno.
-¡Cariño! – Mi madre me llama.
Yo estoy peinándome, mientras me miro al espejo. Mi cabello rubio me encanta, por eso cada noche lo peino.
-Es hora de dormir – Vuelve a decir mamá.
La verdad es que no quiero dormir. Desde hace unas noches, siento ruidos fuera de mi habitación, cuando abro los ojos una sombra se refleja en la parte de afuera y me da mucho miedo. Como soy una niña valiente, he preferido callar, sé que mi padre le molesta que me queje, siempre quiso un niño, dice que los niños son valientes y sirven para más cosas, por eso trato en lo posible, de demostrarle, que las niñas tambien somos valientes y que estamos a la altura de los niños. No tenemos nada que envidiarles.
-¡A la cama! – Mi madre viene por mí y me da una sonrisa.
Mi madre es hermosa, tiene una sonrisa tan cálida, me trata con amor y cumple todos mis caprichos, aunque a veces eso le trae problemas con mi padre.
-¿Qué te pasó en el rostro? – Poso mi mano en su mejilla.
Desde hace meses veo que siempre tiene algún golpe en la cara o en los brazos, cada vez que le pregunto, me dice que se resbaló y cayó al piso o que se golpeó con alguna puerta. Lo cierto es que sé que es mi padre el que se los hace, simplemente tampoco he querido decir nada.
Ese será mi oscuro secreto. No quiero terminar como ella, sé que suena egoísta, pero mi padre cuando se enoja, es un demonio.
-No quiero dormir – Le digo haciendo un puchero.
-Pero ya debes hacerlo – Me replica ella.
-Pero, no quiero – Vuelvo a decir.
-No hay discusión – Me toma en brazos y me lleva hasta la cama – Debes descansar. Cariño.
-¡Esta bien! – Digo derrotada.
Me da un beso en la frente, rezamos y la veo caminar hasta la salida. Me tira un beso y apaga la luz.
Me acomodo y siento como los ojos comienza a pesarme, el sueño me vence y me dejo ir.
Comienzo a removerme en la cama, unas manos están tocando mis piernas, es una caricia algo extraña, así que poco a poco voy abriendo los ojos. Trato de enfocar la vista y veo a mi padre vestido de negro, sentado a la orilla de mi cama. Me siento enseguida. Y me lo quedo mirando extrañada.
-¡Padre!
Son sus manos las que me están tocando. No es una caricia normal, la siento extraña, así que me remuevo en la cama algo incomoda.
-Mi princesa – Me dice.
Huele a alcohol, acerca su rostro al mío. Yo vuelvo a moverme incomoda. Posa sus labios en los míos y yo me quedo paralizada.
-Siento haberte despertado – Me dice cuando se aleja – Queria verte.
Sus manos siguen en mis piernas, las sube y las baja lentamente.
-No pasa nada padre – Le digo
Veo como poco a poco una de sus manos comienza a subir lentamente por uno de mis muslos. Yo estoy paralizada, mi cuerpo no responde.
-Eres tan hermosa Eva – Comienza acercar su rostro al mío - ¿Lo sabes?
Asiento con la cabeza. No sé qué le pasa a mi padre, pero a mi corta edad, sé que esos toques que me da, no son normales.
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DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)
RomantizmEvangelina, es una mujer marcada por una sed insaciable, se adentra en un juego peligroso de encuentros y desencuentros. Cuando cree haber encontrado a su alma gemela en un hombre tan oscuro y apasionado como ella, se sumerge en una relación intensa...