CAPITULO 57 DESESPERACIÓN

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AGUST

Ya ha pasado una semana, una maldita semana en la que Evangelina no me deja acercármele, no me habla, no come, por las noches tiene pesadillas, grita, llora y se queja. Me siento desesperado, no sé qué hacer.

Me siento enjaulado, cohibido, no sé cómo ayudarla, por primera vez no sé qué hacer, como proceder, a quien recurrir. No quiero que se deje morir. Siempre he tenido el control de todo, pero ahora... ahora... simplemente me siento acorralado.

Camino por toda la sala, sigo viviendo en el apartamento de Travix, ella se rehúsa a irse de aquí, yo quiero llevármela lejos, quiero desaparecer con ella y dejar que todo se vaya a la mierda, si eso me devuelve a la Evangelina de siempre, pero se sigue negando.

-Otra vez no quiso comer – Dice Travix.

Se ve agotado tambien, las bolsas color purpura se le nota debajo de los ojos. Le ha tomado aprecio a Eva, ha estado con ella, la ha cuidado mientras yo tengo que salir.

-¿Qué está haciendo? – Pregunto. Mientras me fumo mi segunda caja de cigarrillos.

-Nada – Dice desanimado – Como siempre, solo está tirada en la cama, mirando a la nada, no habla, no come, no se levanta, solo llora y ya – Se despeina el cabello con las manos – Me siento frustrado, quiero hacer más por ella. ¡Que maldita frustración!

Frunzo el ceño. He notado el desespero de Travix por no poder sacar de esta situación a Eva.

-Tenemos que hacer algo – Me dice. mientras deja la bandeja de comida que traía en las manos, en la cocina – No puedo seguir viéndola así...

-¿Crees que no he estado pensando que hacer? ¿Crees que a mí me gusta verla así? ¡Maldita sea! yo tambien quiero a mi mujer de vuelta, tambien quiero sacarla de ese hueco – Le digo exasperado.

Nadie más que yo, quiero que ella salga de ese hueco en el que está, que deje de revolcarse en la mierda, pero ya no sé cómo mas ayudar, no deja que nadie se le acerque.

-¿Ya mataste a ese imbécil? – Noto el dejo de ira en sus palabras.

-No – Le digo dándole una calada a mi cigarro.

-¿Por qué? – Me pregunta asombrado – Pensé que...

-La muerte no es el peor castigo, es un premio, quiero que sufra y se pudra, literalmente – Le digo caminando hacia el mini bar, para tomar un trago.

Lo veo resoplar, camina hacia el sofá y acuesta.

-Ya hice lo que me pediste – Pone un brazo en sus ojos – Todos los bienes de ese maldito fueron repartido entre las familias de sus víctimas. Tambien encontré que grababa los asesinatos, así que, anónimamente envié los videos a la policía, dudo que lo encuentren, pero por lo menos todo el mundo sabrá lo que hacía.

-Bien – Digo tomándome de un solo trago el wiski - ¿Y lo otro?

Lo escucho patalear y dar un grito de frustración.

-Ese maldito no sé dónde tiene los putos videos, he hackeado todas las empresas, cada equipo que tiene y no hallo nada... nada... ¡Maldita sea!

-Sigue trabajando en eso – Le digo, mientras camino hacia la habitación de Eva.

Quiero verla así sea de lejos, ya que no me deja acercarme y eso me frustra, le dije que estaríamos en este infierno juntos y ahora busca alejarme. Al acercarme siento la regadera abierta, con cautela entro a la habitación y noto como el agua se está regando.

Siento una punzada en el pecho, mis manos comienzan a temblar, mi cuerpo se estremece. Rápidamente camino hacia el baño y la escena de paraliza. Ella sumergida en la tina, con los brazos fuera de ella, con dos heridas en su muñeca y la sangre manchando el piso, esta vestida de blanco y esté se le pega al cuerpo. Su hermoso cabello rubio lo tiene pegado al rostro.

DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora