CAPITULO 50 CACHORRITA

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EVANGELINA

Comienzo abrir los ojos, me duele mucho la cabeza, el cuerpo lo siento entumecido, intento moverme, pero tengo las manos atadas a algo, mi pecho está sobre una superficie plana, puedo sentir que estoy completamente desnuda. Las piernas las tengo estiradas, como si estuviera en un pentágono.

-Despertaste cachorrita – Esa maldita voz hace que mi cuerpo tiemble – Tanto tiempo. No sabes cómo te extrañe.

-¡Déjame! – Logro articular, casi en un susurro - ¡Déjame, por favor!

-¿Por qué haría eso? – Dice con ese tono burlón – Eres mi cachorrita favorita y por tanto tiempo esperé este encuentro. No sabes lo feliz que estoy.

Siento como algo frio recorre mi espalda. Mi cuerpo se tensa, mi lagrimas comienza a rodar por mis mejillas – No quiero que me haga daño – No quiero que me toque. Si lo hace Agust se enojará y no querrá tocarme.

-No me toques – Intento moverme.

Me es imposible, en la posición que me tiene, no puedo mover ni un solo musculo de mi cuerpo.

-¿Por qué? – Dice con un tono sombrío - ¿Ya no me quieres?

Siento el primer azote en mi espalda. Es una fusta, el ardor se hace sentir.

-¡Responde! ¿Por qué no quieres que te toque?

Otro azote. Intento tragarme los gritos, no quiero perder el control, no quiero demostrarle que me duelo, solo quiero que aleje sus manos de mí.

-¿Te has portado bien cachorrita? – Ese tono sombrío no desaparece.

Sé que me va hacer mucho daño, No digo nada, no quiero hablar, solo quiero que esto acabe, solo quiero que Agust aparezca, me lleve con él y esconder entre sus brazos.

Siento otro azote, pero este arde más. siento el sonido de una correa de cuero. Ha cambiado de arma.

-¿Cómo te has portado cachorrita? – Vuelve a preguntar.

Al notar que no emito ni una sola palabra, comienza azotarme la espalda, es golpe, tras golpe, que recibo. Cada sollozo, cada grito me lo trago – Quiero que esto acabe- Es en lo único que pienso.

-Mi estrella. Yo estoy aquí.

Mi voz recrea su voz, esa voz que me hace temblar, que hace que mi mundo se desestabilice.

-Mataré al que se atreva a ponerte una mano encima.

¿Puedes matarlo ya? Me está lastimando.

Mi espalda arde, siento gotas calientes recorrer mi espalda. Yo sigo recreando la voz de Agost, sigo pensando en sus ojos, en las sonrías que solía darme, en sus manos acariciándome tiernamente.

-¿Te tardaras mucho en venir? Siento que voy a morir y quiero verte.

Pregunta mi mente. Espero que no tarde mucho, lo extraño mucho, quiero que recoja todas las partes de mi alma, las junte y las pegue. Quiero fundirme en él, como él está fundido en mí.

-Eres muy fuerte cachorrita – Dice Dalton – Ya que no quieres hablar, vamos a intentar con otra cosa.

Siento un golpe seco en mis costillas. Chillo por lo bajo, me ha dado un puño. Siento otro y otro y yo sigo apretando los ojos y haciendo todo lo posible por no gritar.

Quiero que no me toque con sus manos, mi cuerpo solo lo puede tocar Agust, ya estaba limpia para él, ahora otra vez estoy sucia.

Recibo golpe tras golpe, soportando todo el dolor, sin decir nada, dejando que las lágrimas recorran mi rostro, quizás ellas me limpien el dolor y el cuerpo.

DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora