EXTRA DADDY AGUST

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AGUST

Me encuentro en una de las tantas oficinas que tengo en la ciudad, escuchando a una manada de bastardos, inútiles, que no han logrado resolver como sacar a la mafia irlandesa de mi jodido territorio.

-Lo mejor es matarlos – Digo por enésima vez.

-Señor, no podemos – Habla un imbécil, que no tengo la menor idea quien es.

Estoy jodido.

Quiero estar en mi casa, con mi mujer follándola.

Ya casi da a luz y va a llegar el momento de la cuarentena en la que no voy a poner enterrarme en ella como me gusta y eso me exaspera.

¡Jesús! No mas de pensar en su cálido coño, me endurezco como la mierda.

Nunca me canso de ella y creo que nunca me cansaré.

-¿Por qué diablos no podemos matarlos? – Inquiero.

Me desesperan estas reuniones, no debería estar aquí perdiendo el tiempo. Debería estar haciendo dinero o en mi casa follando a mi mujer.

-Tenemos un tratado con ellos, que no nos permite eliminarlos.

Blanqueo los ojos y resoplo.

-Se están metiendo en mi maldito territorio – Grazno.

Malditos irlandeses.

Debería matarlos a todos.

Todo se paralizan, el jefe de la organización me dejó a cargo de todas las tomas de decisiones, solo se le molesta si es algo de fuerza mayor y por lo que veo, me va a tocar recurrir a él.

Quiero a todos esos hijos de puta fuera de mi ciudad, y quiero enseñarles que a mi no se me ve la cara.

El jefe de la mafia irlandesa no sabe con quien se está metiendo.

-Me vale mierda el maldito tratado, están robando mercancía, se están apoderando de mis calles y se están rebelando ¿Y me dices que no puedo matarlos? Por favor, no me hagas reír.

Veo a un tipo de gafas, con el cabello como si llevara días sin lavarlo y un traje barato, mirarme con desdén.

Sé que todos los que están aquí odian que yo sea el segundo al mando, que puedo decir, soy un tipo joven, y ellos son unos viejos envidiosos, que no pudieron llegar a mi puesto por mas que lo intentaron.

-Simplemente no podemos hacer eso, sin que se rompa el tratado, se forme una guerra y haya un baño de sangre.

Me encojo de hombros y me llevo los dedos al puente de la nariz.

-Me gusta la sangre, es de un rojo intenso y su espesa consistencia es maravillosa. Tambien amo las guerras y mas donde yo soy uno de los ejecutores y puedo quitar de mi camino a todo aquel que se interponga. Señores, el mundo es de los fuertes y los inteligentes, los débiles no tienen cabida aquí.

En ese momento, cuando estoy en lo mas caliente de mi discurso, veo que mi celular vibra en el bolsillo de mi pantalón. Meto la mano y lo saco y veo en la pantalla que es el maldito marginal.

-Estoy ocupado ¿Qué quieres?

-Tienes que venir ahora – Grita – Esto es una S.O.S

Mi cuerpo se tensa.

-¿Qué pasa?

-¡Ven ahora! – Vuelve a gritar – Maldita sea Evangelina, me vas a partir los malditos dedos.

Siento a mi mujer gritar.

-¿Qué diablos está pasando, maldito marginal? – Grito.

-Evangelina ya comenzó labores de parto.

DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora