CAPITULO 32 ¿CELOS?

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EVANGELINA

-¿Has hablado con tu padre de lo que te dije?

La voz de Agust llamó atención. Ya había pasado una semana desde que me pidió que cancelara el compromiso. Había podido zafarme del tema cada vez que lo tocábamos. Y es que realmente no iba a cancelar nada, no porque quisiera casarme con el imbécil de Richard. Es porque he encontrado muchas inconsistencias con la empresa, cada vez que le pregunto a mi padre, me responde lo mismo, que en su momento me dirá la razón, pero soy alguien que carece de paciencia. La curiosidad me mata, así que, si no obtengo respuestas pronto voy a morir de un colapso curisialistico – Me inventé esa palabra – Asi que lo sentía por Agust, pero no iba a detener nada.

-No he tenido tiempo.

Le dije, tratando de no ondear en el tema. Siempre que lo tocábamos terminábamos peleando – No seas hipócrita, te gusta discutir con él, porque te encanta como te folla después de cada pelea – Y la verdad es que el sexo de reconciliación con Agust era uno de mis mayores vicios. Me daba orgasmos que dejaban destruida.

-¿Cuándo se lo vas a decir? Evangelina no tengo todo el tiempo del mundo y mucho menos paciencia.

Di un sorbo a mi café, estábamos desayunando en un café cerca de la compañía. Cuando no tenía tiempo de hacerme el desayuno – Por estar dándome los mejores mañaneros de mi vida – Me traía aquí para que comiera algo antes de comenzar el día. No le gustaba que no desayunara.

-No quiero hablar de eso Agust ¿Si? Es demasiado temprano para comenzar una discusión.

-¿No te gusta discutir? – Me miró de manera sugerente – Pensé que te encantaba. Por aquello de la reconciliación.

Blanquee los ojos, este chico tenía la habilidad de prender con algo tan estúpido como eso.

-Me gusta. El sexo de reconciliación es lo mejor,

Le dije con una sonrisa coqueta. Llevaba ya dos semanas en su apartamento, cada vez que le decía que volvería a mi apartamento, me hacía un berrinche y no me dejaba ir, me retenía de la manera que más me gusta – A punta de sexo – Agust no se cansaba de follarme, y yo no me cansaba de que lo hiciera, total, soy adicta a eso, podría pasarme todo el día con la polla de él adentro y seria la mujer más feliz de la vida. No había lugar de su jodido apartamento donde ya no lo hubiéramos hecho.

-¿Cuándo se lo vas a decir?

Me clavó sus hermosos ojos color miel, en los míos. Podía notar que se estaba desesperando porque no le daba una respuesta concreta, siempre le daba vueltas al tema, hasta que se cansaba de ello o discutíamos.

-No lo sé, cuando sea el momento.

-¿No se lo quieres decir por qué quieres casarte con ese imbécil? ¿Te gusta ese estúpido Evangelina?

Lo miré. Me sentía exasperada, este tema me hartaba, no me gustaba dar explicaciones de por qué hacia las cosas. Tampoco me gustaba que me presionaran, era asfixiante.

-No seas imbécil. No me gusta Richard, simplemente no he encontrado el momento para decírselo a mi padre – Di un resoplo – No presiones Agust que sabes que odio que hagan eso.

-¿Entonces cuando putas piensas decírselo? – Dijo en un tono tambien exasperado.

-No. Lo. Sé – Dije, para cortar el tema.

-No es la respuesta que quiero.

-Pues es la que te voy a dar porque me da la gana de darte esa respuesta – Dije ya cansada del tema.

DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora