CAPITULO 54 INFIERNO II

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AGUST

Me encontraba rumbo a una bodega a las afueras de la ciudad. Le había dado el nombre a Travix del tal Dalton y logramos ubicarlo. Logré enterarme que este sujeto, tiene varias denuncias por violencia, otras por abuso del poder, tiene varios procesos donde los acusan de homicidio, pero estos son cerrados rápidamente, al parecer tiene comprados virios jueces del sistema.

Tambien logré averiguar que una su pareja, un hombre, hace unos años desapareció misteriosamente, un testigo, vio como el tal Dalton entraba al apartamento del sujeto con una rubia, horas después está chica salía despavorida del lugar y el dueño del apartamento nunca más apreció.

Seguía faltándome la información de que fue lo que pasó en aquel lugar, aquella noche, pero es un maldito misterios. Nadie sabe nada, nadie vio nada, los hombres que acompañaron al tal Dalton esa noche resultaron muertos en accidentes de dudosa procedencia.

¿Qué estas escondiendo, mi estrella?

¿Qué pasó esa noche?

-Va a estar bien – Me dice Travix que viene del lado del copiloto.

-Lo sé – Le digo, sin apartar la mirada de la carretera – Ella es fuerte.

-Este tipo es un maniático – Me dice – Mató a cada una de sus sumisas. Cuando ya se aburría de ellas, siempre les pedía jugar a cambio de roles, les decía que el sería un asesino serial y ellas sus víctimas, que estaban enamoradas locamente de él, literalmente, eso hacía, las mataba, después de darles una noche de sexo. Las mataba.

-¿Qué pasó con Eva esa noche? Supuestamente no dejaba mujer viva – Le pregunto.

-No se sabe – Dice frustrado – Esa noche pasó algo, pero cada persona que estuvo presente está muerta, excepto él y tu mujer.

-¿Cómo diablos nadie sabe? – Le doy un golpe al volante.

-Tambien quiero saber, el día que me encontré a la rubia estaba muy nerviosa, su mirada estaba perdida – Me dice con un dejo de tristeza y preocupación – Alguno grave pasó aquella noche y entre ellos.

Sé que le ha tomado cariño a Eva, puedo decir que después de mí, ella pasa bastante tiempo con él. Logré enterarme de que ha estado evadiendo al pelmazo que tiene por prometido, no quiere pasar tiempo con él y eso me gusta.

No quise avisarle al viejo Li lo que estaba pasando, pero sé que se va a enterar de algún modo, lo que me dijo mi padre me quedó rondando. Y si mi instinto no me falla, no soy al único que tiene vigilándola.

-¿Trajiste todo lo que pedí? – Le digo al chico de ojos grises.

-Tus mejores hombres vienen, estamos armados hasta las tetas que no tenemos – Dice con una sonrisa.

-Quiero que ella salga ilesa de esto, no quiero que le falte ni un solo cabello o los...

-Nos matas – Rueda los ojos – Ya lo sabemos. De verdad que pienso que fuiste criados por bestias salvajes.

Vuelvo a callarme, no puedo negar eso, los rusos no eran nada amorosos, así que, se podría decir que si, bestias sádicas y salvajes me criaron.

Llegamos a la dichosa bodega, la ansiedad y el desespero me están matando.

-¿Todos listos? – Pregunto antes de entrar – No quiero fallas. La prioridad es sacarla a ella viva, si alguno tiene que morir en el proceso los veo en el infierno, pero mi mujer tiene que salir viva, si o si ¿Entienden?

Todos asienten. Saben que, si algo sale mal, los cazaré y los mataré, a ellos y toda su descendencia.

Caminamos lentamente, no queremos hace ruido y alertar al maniático que está allá dentro.

DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora