Capitulo 13 Polvo antidepresivo

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EVANGELINA 

Era viernes por la tarde, la semana había sido totalmente aburrida, nada de acción, nada de sexo, y es que cada vez que intentaba follarme a alguien, las imágenes de aquel mocoso se venían a mi cabeza, cada caricia, cada mordisco, cada azote que me dio, habían quedado marcados en mi cuerpo, y bueno, había cumplido su palabra, no había podido sentarme bien desde que salí de aquella habitación, lo odiaba.

<Mentirosa>

<Te encantó lo que te hizo> 

¡Cállate! 

Le grité a la voz de mi interior. 

Odio cada centímetro de mi cuerpo que recuerda su toque.

El vacío que sentía era insoportable. Cada vez que intentaba conectar con alguien, su sombra se interponía. Los recuerdos de aquel encuentro, lejos de desvanecerse, se volvían más vívidos. Y la peor parte era saber que había sido tan débil, que me había dejado someter a eso.

Realmente no podía creer que ese mocoso, me habla hecho correrme tantas veces, hasta el punto de gritar su nombre, le pedía más y más, y él simplemente me miraba con esos ojos miel cargados de lujuria y maldad. Me mordida la lengua por dejar que me viera en ese estado, había sucumbido ante él, había logrado dominarme y yo lo había dejado con tal de que me diera todos los órganos posibles. 

 La rabia me consumía por dentro, una rabia contra él y contra mí misma.

A pesar de todo, una parte de mí se sentía extraña... excitada. Había sido una experiencia intensa, peligrosa. Había cruzado una línea que nunca pensé que cruzaría.

Me celular comenzó a sonar y me sacó de aquellos oscuros pensamientos, vi la pantalla y era Alexa. Deslicé mi dedo por la pantalla y lo llevé a mi oído. 

-Hola Eva ¿Qué haces? - La dulce voz se escuchó al otro lado de la línea.  

-Hola Ale, muriendo de aburrimiento... - Resoplé. 

-¿No has dejado de pensar en el mocoso ese? – Odiaba que tuviera el poder de leer mi mente ¡Maldita bruja! 

-No, que va... ya sabes que él es solo sexo - <Mentirosa, está instalado en tu cabeza todo el tiempo> ¡Cállate! Volví a callar a la voz de mi interior.

Jesús voy a terminar en un psiquiátrico.  

-¿Quieres que te ayude a olvidarlo? - Indagó la mujer. 

Me levanté de golpe, y me acomodó en la silla.  

-¿Cómo harás eso? - Inquirí con curiosidad.   

-Viste... si estabas pensando en él... 

-¡Basta! ¿Me vas hablar de cómo harás eso o solo llamaste a molestar? - Se burló Alexa. 

-¡Ok! No te molestes... tengo a alguien para ti... tienes que ir al lugar que te voy a indicar y tendrás tu polvo antidepresivo... 

-¡Me encanta la idea! - Chillé de emoción. 

Esto era lo que estaba esperando, una distracción. Colgué la llamada y no demoró ni un segundo en volver a encenderse la pantalla del celular con un mensaje de Alexa, me enviaba la dirección de un restaurante, era uno cerca al centro de la ciudad, cerca de... Mi corazón se agitó... ¡Cálmate Evangelina! Era cerca de donde me había visto la primera vez con el mocoso.

No es momento de pensar en él. 

Inspiré profundamente y me arreglé el lazo del vestido. El vino era mi color, y hoy me sentía especialmente radiante. El vestido plisado acentuaba mi figura y el estampado de corazones le daba un toque juguetón. Me solté el cabello, sintiéndome libre y poderosa. Estaba lista para conquistar el mundo, o al menos, la cena de esta noche. Me retoqué el maquillaje y me dispuse a salir de la oficina, esta noche, no pensaría en él, lograría tener mi orgasmo, regresaría a mi casa, me tomaría una cerveza, me daría una ducha y todo volvería a la normalidad.

DIARIO DE UNA NINFOMANA (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora