Capítulo 4

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Rey muerto, otro en su puesto

Hazel

Guardo los documentos que necesito entregar en la administración y me hago una trenza antes de salir de casa. Son las cuatro de la tarde y se me ha hecho un poco tarde para ir a la central, he comido con mis amigas en casa después de salir anoche, pero se han tenido que ir corriendo porque tienen trabajo en la central y Cris ha quedado con Maksim. Como aún tenía que prepararme, no he podido acercarme con ellas.

Salgo de mi apartamento y saludo a la vecina con la que he cenado alguna que otra vez. Es una mujer dulce y amable.

一Buenos días, señora Olga.

一Cuántas veces te diré que no me digas señora 一me acerco a abrazarla y dejarle tres besos en las mejillas一. ¿Qué tal las vacaciones?

一Bien, he recargado las pilas.

一¿Ya vas a trabajar?

一Sí.

Para la gente que no sabía nada sobre la CAIF, era una entrenadora personal que ayudaba a los famosos a mantener su cuerpo atlético. Gracias a Dios, era una excusa factible ya que todos los espías estábamos en muy buena forma.

Me despido de ella y me deslizo en el ascensor llamando a mi hermano, pero no me contesta.

El verano en Francia no me resulta tan agobiante como en España, aquello es el infierno en comparación. Las calles están atestadas de gente y eso no hace más que ponerme nerviosa. Mucha gente en la capital cuando la mafia se ha estado reforzando sin descanso.

Tardo una hora y media en llegar a la central, se encuentra a las afueras de la ciudad, en una zona altamente vigilada para que ningún ciudadano común pueda alcanzarla. Paso todos los controles que necesito, saludando a los guardias que me conocen perfectamente y entro en la fortaleza que se yergue delante de mí.

Me ajusto la falda que llevo cuando salgo de mi vehículo y me encamino hacia las escaleras que llevan a la central administrativa. Saludo a todo el mundo a mi paso y me acerco a la oficina dónde van los tenientes al volver de sus vacaciones. Toco la puerta y oigo la voz suave de Kira Stollen dándome paso.

一Buenas tardes.

一Teniente King, qué alegría volver a verla, ¿qué tal todo? 一la rubia deja lo que está haciendo y me repara con una sonrisa en la mirada, tiene el despacho impoluto.

一Bien, vengo a rellenar lo que necesito para incorporarme mañana.

一Perfecto, ¿trae su documento de identidad y su pasaporte actualizado? 一teclea en su ordenador sin mirarme一. En el sistema aparece como que ambos están caducados.

一Sí, los he renovado en España 一le tiendo ambos documentos que traía conmigo para que haga las correspondientes copias y me pasa los documentos que empiezo a rellenar cuando el teléfono empieza a sonar.

一¿Sí? 一noto la tensión en el ambiente y levanto la mirada de los papeles para mirar a la mujer sentada al otro lado del escritorio, está pálida y con la mirada perdida一. De acuerdo, intentaré contactar con el General...

一¿Todo bien?

一El operativo... 一no luce bien y me acerco cogiendo una botella de agua llevándola a sus labios一. El Comandante y diez agentes han muerto. Gregor Mijatovic acaba de informarme...

一¿Qué?

Siento una losa que se instala en mi pecho y trago intentando borrar el nudo que se forma en mi garganta.

一Tengo que localizar al General... 一sus manos tiemblan y ahora entiendo el motivo de su palidez, tenía un affaire con el Comandante hacía meses一. Debe estar en su despacho.

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