Capítulo 46

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La muerte

Hazel

La alarma suena y golpeo la mesita apagándola al momento. Me levanto y voy directa a la ducha para despejarme un poco.

A mi mente viene el sueño erótico que he tenido con Alexander y me siento en llamas. Muevo el sensor hasta el agua fría y dejo que mi temperatura corporal baje. Cierro los ojos con la cabeza contra los azulejos, pero a mi mente vuelven a venir esas imágenes. Los jadeos indecentes de Alexander, sus ojos azules convertidos en dos esferas de deseo...

Cierro el agua y me acaricio el cuello intentando despejar mi mente, pero no lo consigo. Paseo mis dedos por mi piel húmeda dejando un reguero de caricias lentas hasta llegar al inicio de mis senos. Los amaso con lujuria arqueándome contra la mampara de la ducha teniendo presente las lamidas que siempre me da Alexander.

Empiezo a quemarme por combustión instantánea recordando el sexo en Pontoise.

Tomo el mando de lo que me está pasando y acaricio mi vientre rozando alrededor de mi ombligo. Las gotas de agua bajan por mi abdomen plano llegando a mi monte de Venus terso, culminando en la cúspide de mi sexo.

Paseo mis dedos alrededor de mi sexo y acaricio mis pliegues comenzando a sentir la lubricación emanando de mí. Intento dejar de pensar en él y recordar otros besos, pero mi mente me bloquea otros recuerdos y solo soy capaz de pensar en él.

Rozo mi clítoris hinchado rememorando la forma en la que él lo hace con sus dedos y su lengua. Siento la sangre bullir dentro de mis venas cuando introduzco un dedo dentro de mí y empiezo a bombear imitando las embestidas que me vuelven loca. Un dedo más cae dentro y agarro el mando de la ducha encendiendo el agua tibia.

一Fíjate lo que me haces hacer, idiota.

Ajusto la presión oportuna como puedo y apunto hacia el centro de mi sexo. Las chispas saltan en mi mente cuando el chorro de agua me golpea el clítoris y mis dedos se hunden sin parar ensanchándome más y más.

Suelto un jadeo que rompe el silencio del baño y me muerdo los labios con fuerza para no gemir de placer cuando el orgasmo me golpea con dureza.

一Te detesto tanto, Alexander 一suspiro cerrando el agua一. Detesto lo que me estás haciendo.

Me pongo la ropa de civil con prisa y salgo de mi habitación para ver cómo ha dormido Stefan. Está cuan largo es en el sofá, medio desnudo y durmiendo como un lirón.

Enciendo la cafetera intentando no hacer mucho ruido, pero es en vano porque parece una locomotora y Stefan se despierta enseguida dándose un buen estirón. Sonríe al verme y se pone la camisa que llevaba la noche anterior.

一Buenos días, Stefan, ¿has dormido bien? 一le preparo una taza de café que agradece y sonrío al ver como la disfruta.

一Tu sofá es más cómodo que el de Dimitri.

一Eso no me dice si has dormido bien o mal.

一He dormido bien, Hazel.

Escucho la puerta de Cris abrirse y preparo una tercera taza de café para ella. Al minuto, aparece en el pasillo mirando a Stefan como si estuviese soñando aún.

一¿Qué hace aquí, teniente?

Levanta una ceja en mi dirección y sonrío porque sé qué es lo que ha pensado. Lo vuelve a mirar enfocándose en él y luego en el sofá.

一Te envié un mensaje anoche, ¿no lo has visto? 一le digo y niega sin dejar de mirarlo.

Stefan no se inmuta y sigue sonriendo como si le pareciese graciosa la situación.

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