Capítulo 40

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Cara a cara

Hazel

Los pitidos repercuten en mi cráneo aunque las náuseas han pasado. Trato de mover los dedos, pero no sé si lo consigo. Tengo la vista cansada y no me quiero despertar aún, pero me esfuerzo por abrir los ojos. Mis párpados pesan como una roca enorme, aunque empiezo a abrirlos.

La luz me ciega y empiezo a distinguir un par de sombras en la habitación en la que estoy.

Papá y mamá están conmigo...

Parecen realmente mortificados, no se dan cuenta de que he abierto los ojos. Estudio la habitación en la que estoy y me doy cuenta de que estoy en un hospital. La habitación blanca, sábanas blancas, muebles de madera color beige.

Recuerdo el operativo, los dos árabes con la bomba, yo cortando cables sin tener ni idea de lo que hacía... No he muerto... No explotó la bomba.

一¡Cielo, estás despierta! 一mi madre me acaricia la cara y esbozo una sonrisa que intente tranquilizarla.

Tiene los ojos llorosos y la amargura de su mirada me hace sentirme mal por haberla preocupado. Papá se acerca también y deja un beso en mi cabeza mientras me acaricia el brazo.

Me doy cuenta de que solo tengo un suero puesto, no hay más cables ni siento ninguna herida. Muevo los dedos de las manos y de los pies sin dificultad, así que parece que estoy perfecta.

一¿Te duele algo, cariño?

一Estoy bien, mami.

Me aparta los mechones de pelo de la cara y me la llena de besos mientras mis ojos empiezan a cerrarse. Sigo sintiéndome un poco cansada, pero con el paso de los segundos me voy sintiendo mejor.

一Prométemelo, Hazel.

一Te lo prometo, mami... 一sonrío.

Mi padre toca algo que hay tras la cama y a los pocos minutos aparece un médico que conozco bastante bien.

一Hola, bonita, ¿cómo estás?

一Que estés aquí solo significa una cosa 一sonrío con tristeza, pero él me da una sonrisa plena que no sé como tomarme.

一Te desmayaste, los niveles registrados por los cables asustaron a Maksim y me llamó enseguida en cuanto dejó de recibir la señal de tus constantes vitales.

一No sé bien qué pasó...

Me siento aturdida y con un leve mareo, pero no me duele nada.

一Has salvado a setenta mil personas tú solita, bonita.

一¿No se detonó?

一No, Alexander te encontró en un charco de sangre que pensaba que era tuyo hasta que se dio cuenta de que los dos terroristas tenían un tiro en la cabeza y que tú estabas ardiendo como en los días anteriores.

一Entonces 一miro a mis padres que no dicen nada, no sé bien qué puedo decir一, ¿voy a estar así toda mi vida? ¿Sintiendo frío y calor?

一No, de hecho ya estás perfectamente, te hemos inoculado un antídoto final, llevas tres días sin tener ningún efecto y tus resultados en sangre se han normalizado.

一¿De verdad?

Vuelve a sonreírme asintiendo y siento que voy a ponerme a llorar en cualquier momento. Maldita sea, es la mejor noticia que podían darme.

一¿Se acabaron los mareos, la fiebre alta y helarse de frío corriendo bajo el sol abrasador?

一Se acabó, definitivamente.

NIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora