Capítulo 72

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Mal de estómago

Hazel

8 de septiembre de 2021...

Ver las olas del mar es algo que siempre disfruto. No he salido demasiado de la mansión Donosi y, ver el mar en su máximo esplendor, me encanta.

一Bien, probadlo 一ordena.

Volteo hacia él. Su mirada verdosa está dilatada. Sé por qué es. Llevo un mes con él, después de que encarara a Antoni.

Andrea lo golpeó mientras yo me negaba a que lo hiciera, pero lo hizo de todas formas. Le inyectó algo, no sé lo que era, pero sentí un miedo atroz, nadie se movió de su puesto aunque él gritara de dolor. No sé qué tan animal puedes ser para hacer algo así a tu hermano por una mujer. Desde entonces, Antoni me ve desde la distancia, sin hablarme ni tocarme.

El hombre que dice haberse enamorado de mí es de lo peor que he conocido jamás, aunque lo tengo comiendo de mi mano, y eso lo puedo comprobar con las atenciones que me da. Cada día, llega con una joya nueva como obsequio. Envía los mejores estilistas de Italia a la mansión para que me confeccionen la ropa a medida. Me siento como una reina impostora jugando.

一Desvíate a Avegno 一le ordena al chófer.

一¿Tienes trabajo? 一pregunto con pena.

Me mira con sus ojos esmeralda reluciendo por el sol. Se inclina hacia mí y devora mis labios causándome la misma repulsión que siempre, pero ya me he acostumbrado a él.

Finjo el deseo, los orgasmos, la piel de gallina, la dilatación de mis pupilas...

Si me dan un Óscar a mejor actriz es más que merecido.

一Será rápido, pero tengo que ver un negocio.

Me relamo los labios volviendo mi vista al mar azul que me calma. Acaricio mis dedos con cuidado simulando la tristeza cuando rozo con mi índice el anillo que me regaló hace unos días.

Todos se quedaron en silencio, pues es la joya de la familia Donosi. El zafiro verde evoca los ojos de los hermanos mayores y sus herederos, simulando la naturaleza sibilina y cruel que camuflan bajo la belleza y la esencia tranquila de su mirada. Según me ha contado, ningún capo de la Familia ha tenido los ojos de otro color.

一Pensé que este fin de semana era solo para nosotros, mio re.

一En cuanto ponga todo en orden, disfrutaremos de la soledad.

Lleva mi mano a su entrepierna. Tiene el miembro tan abultado que le van a estallar los pantalones. Este hombre sádico siempre está igual. Me posee donde le da la gana. Manda al servicio bien lejos cuando tiene ganas, si alguien me mira más de un minuto, puede darse por muerto...

Es enfermizo.

一Vendrás conmigo 一dice haciendo que enarque una ceja.

Es la primera vez en el tiempo que llevamos juntos que me dice que iré con él. He visto cosas, algunas sin querer, otras queriendo, pero nunca me ha dicho esto.

一¿Voy a tener que ver...?

一Sí, debes 一espeta tomando mi mano一. Dentro de poco, serás la reina de los Donosi, tienes que saber sobre todos nuestros negocios.

Mi cara refleja pavor, pero por dentro estoy bailando con castañuelas.

Lo malo es que no voy armada.

一¿Me enseñarás a disparar? 一pregunto inocentemente con un tono de miedo.

Sus ojos se estrechan mirándome, me acaricia la mejilla y toma mi mano para besarla, rozando con su nariz el anillo familiar.

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