Capítulo 45

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Moscú  parte 1

Hazel

Siete años atrás...

20 de diciembre de 2015

El frío ya está empezando a ser tortuoso. Mis labios están morados y no siento los dedos de las manos. Debo limpiar la casa antes de que los señores Alkaev vuelvan de trabajar. Corro al baño y me pongo a limpiarlo con lejía y guantes. Me pongo de rodillas en el suelo sintiendo como los azulejos me dañan la rótula.

Limpio el suelo a conciencia, también los azulejos de la ducha, el lavabo y el retrete. No es un trabajo nuevo para mí, soy limpiadora y me gano un dinero pequeño.

Cuando acabo, tiro el agua sucia por la ducha y voy a limpiar la despensa. Todavía es temprano, así que aún falta bastante para que lleguen.

Limpio los estantes con esmero, quitando la suciedad y comprobando si hay alguna fruta o verdura pocha. Tenemos que aprovecharlas antes de que se vuelvan incomibles...

Me siento exhausta cuando acabo. Me quito los guantes y corro a la ducha. Me doy una ducha de un minuto con agua caliente y salgo sintiendo el frío en mi carne.

Voy a mi habitación y comienzo a vestirme clavando mi vista en el calendario. El corazón rosado que tengo marcado para el día de hoy me forma un nudo en la garganta que me cuesta tragar.

Hoy es 20 de diciembre y es el cumpleaños de mi padre. Llevo dos años sin poder darle un abrazo y felicitarle como siempre he hecho. La tristeza me ha envuelto desde hace mucho, pero me obligo a seguir sonriendo a las personas que me acogieron y me cuidan. Ellos solo me están ayudando y no merecen un mal trato por mi parte.

Rebusco en el cajón y encuentro los guantes violeta que la señora Zoir me ha tejido para pasar el invierno. Enciendo la luz de la mesilla y abro el último libro que empecé a leer. Tiene un nivel avanzado en turco, pero cada día leo con más facilidad. En mi ordenador, he encontrado vídeos que me han ayudado a aprender.

Los señores Alkaev tienen amigos turcos que a veces vienen a cenar a casa y, aunque tengo que hablar en ruso, me esmero en intentar formar oraciones congruentes en turco, ellos me ayudan y noto que les agrado.

Llevo hablando español, francés e inglés desde que nací, después mis padres empezaron a hablarme en alemán, ya que mi madre tiene familia alemana, y en ruso cuando cumplí los ocho.

Estoy a punto de cumplir los quince años, pero no siento que tenga esa edad. Debería hacer un año que estoy en la academia, como había hecho mi hermano. Paso de la rabia a la frustración cada día por saber que mi vida está en pausa y que no puedo hacer nada más que esperar.

Saco la cajita de madera que guardo en el cajón y la abro encontrando la última foto que me hice con mi familia. La sonrisa de mis padres y el abrazo de Zayn los tengo grabados a fuego en mi cabeza con las emociones de ese día.

一Os echo de menos, quiero que vengáis pronto a por mí, no quiero que me olvidéis...

Vuelvo a meter la cajita en el lugar seguro y limpio mis mejillas apartando las lágrimas que han vuelto a salir sin control. Cada día me despierto deseando que sea el día en el que todo termine, que ya no deba esconderme, pero cada día me voy a dormir con el corazón roto.

Cada día me despierto siendo Natasha Alkaeva y me duermo siendo Natasha Alkaeva. No queda nada de Hazel King.

Escucho unos golpecitos en mi ventana que me hacen correr a colocarme mis lentillas de color y la abro. El frío entra en la habitación, pero mi sonrisa se abre cuando veo a Alaric en la calle.

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