Epílogo

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Andrea Donosi

Las explosiones se suceden en Bardoneccia. Francesco está haciendo lo que mejor sabe hacer. Usar armas mortales contra nuestros enemigos.

一Señor, no damos con su paradero 一dice Barnabás a mi espalda.

Golpeo la estatua, reventándola contra el suelo. La cabeza me arde y siento ganas de vomitar por no tenerla.

¡Debería tenerla!

Mataré a Oliver. Mataré a Oliver Barone. ¡Mató a mi padre! ¡Y encima se ríe de su muerte!

一Mi señor...

一¡Silencio!

La pierna me arde. El tajo que me dió Alexander mientras iba por Hazel sigue doliéndome. Abro el pastillero y me meto dos anelgésicos que me ayuden a calmar el dolor.

No comprendo. No entiendo. ¿Cómo pudo Hazel escapar de Carón? Nadie ha sobrevivido antes. ¿Y ella lo hace cuando debería estar muerta?

Mi cabeza sigue dando vueltas a pesar de que estoy tomando más pastillas que en toda mi vida. Este maldito infortunio solo hace que retrase mis planes. Me duele la cabeza, me duele el pecho, me duele la pierna, ¡me duele el alma!

Se atrevió a escupirme en mi propia cara y a decirme que no me amaría. ¡Ella! ¡Que lo hubiese dado todo por ella! ¡Amenazando a mis hermanos! ¡Como si no valieran más que toda su familia!

La puerta se abre y un intranquilo Morelli entra con la cabeza gacha, la cojera le hace parecer una rata cobarde.

一¿La tienes?

一No, Andrea, no he podido cruzar el cordón de seguridad que hay en París.

Me enferma.

Si no fuese por Oliver Barone, ella estaría aquí. ¡Ese maldito bastardo debería estar muerto desde hace años!

一Inténtalo de nuevo 一me levanto sujetando su cuello一. ¡La Donna de la familia debe estar aquí!

Tiene que estar aquí. Le haré la vida tan miserable...

一¿Su amiga, su madre? 一grito, pero niega enfermándome.

一Han matado a diez Antonegra, mi señor...

¿Qué pasa? ¿Por qué no podemos acercarnos a nadie?

一¿¡Se sabe quiénes eran los que dispararon contra los nuestros en Génova o eres tan inútil que no has podido averiguarlo!?

一Nadie sabe nada, mi señor...

Golpeo la madera con violencia. Las sienes me palpitan con fuerza.

一Señor, hay rumores 一jadea.

Le suelto para que hable sin trabarse, sentándome de nuevo en el sillón de cuero.

一Dicen que Hazel King ha perdido la memoria.

Me toco el mentón pensativo. ¿Qué tanta casualidad? Somos almas gemelas... Si Hazel ha perdido la cabeza, puedo hacer que venga a mí por su propia voluntad.

一Entra en ese maldito hospital y tráemela aquí.

一Señor, todo está infestado de soldados de la CAIF, es casi imposible que podamos traspasar el cordón de seguridad...

一¡Sácala de ahí!

一Pero señor... 一tartamudea un par de veces, pero ni siquiera me molesto con él.

Si no viene, tengo que pensar en algo para tenerla.

No me está siendo útil. Ni él ni los Águilas Reales. Debo buscar nuevos ayudantes para que me hagan el trabajo sucio. No puedo tener debilidades y ellos están empezando a serlo.

Debo plantearme despertar a la Santísima Hermandad del letargo en el que está.

一Escúchame bien, Morelli, como no entres en ese hospital y Hazel King no esté en mi cama esta misma noche, te sacaré las tripas.

Barnabás lo encuella para sacarlo de aquí, pero la puerta de mi despacho se abre golpeando la pared.

一¡Tengo noticias!

Mi hermano Lorenzo entra retocándose el flequillo. No parece apurado.

El único que lo está soy yo porque todos ellos solo quieren verme caer. ¡Solo quieren volverme loco y que pierda poder! Por eso no quieren a Hazel aquí conmigo, porque saben que con ella soy invencible ahora que no tengo nada.

一¡Habla!

一Hazel King acaba de ingresar en la prisión federal.

一¿Cómo dices?

Camino hacia él sintiendo mis pasos pesados. Si Hazel está en la prisión federal, no podré sacarla de allí, al no ser que la asalte... Necesito un gran número de hombres para ello.

一La han acusado de trabajar con nosotros y de no sé cuántas cosas más.

Se sienta en uno de los sillones. Las manos me hormiguean por la ira. No me gustan los falsos testimonios sobre mia moglie.

一Señor, ¿qué hago?...

一¡Cállate!

Barnabás lo saca de la habitación dejándome a solas con mi hermano que está revisando los documentos de la última entrega de drogas.

Necesito tenerla y reventaré los muros de la prisión federal si es necesario.

一¿Qué más sabes?

一No mucho más, el hacker no ha logrado obtener demasiado.

Saca una hoja del interior del bolsillo del pantalón y me lo tiende. Abro el folio leyendo detenidamente lo que pone.

Lo rompo con rabia dejando caer los pedazos en el cenicero. Ese hijo de la gran puta ha estado con ella.

一Todo el mundo sabe que han tenido algo 一dice.

La rabia retumba en mis venas. Necesito matar a alguien. Me golpeo la cabeza con mis manos. La ira no me deja pensar bien.

一Andrea, vas a abrirte la herida del pecho...

一¡Se ha follado a mi mujer y tú estás ahí tan tranquilo!

一¿Y qué quieres que haga? Esa mujer no es tuya ni...

Golpeo su mejilla lanzándolo al suelo por la fuerza de mi impacto.

一¡Ella es la Donna Donosi, una sola palabra en su contra y te mataré, Lorenzo!

一Andrea, mató a Antoni y...

一¡La iba a matar! ¡Él la iba a matar por preferirme a mí!

一Andrea, es una agente especial, no puedes creer que...

Le golpeo la cabeza contra el borde del escritorio provocando el río de sangre que sale de su frente.

一Nunca jamás, Lorenzo, nunca jamás hables mal de la dueña de tu vida.

一¡Suelta a tu hermano, Andrea! 一braman desde la puerta.

El semblante serio, el porte arcaico y la mirada verdosa. Mi tío Lucrecio Donosi se encuentra junto a mi primo Domenico, ambos observando a Lorenzo que se arrastra.

一¿Qué haces aquí? 一bramo molesto.

一¿Qué hago aquí? 一repite entrando一 ¿Qué estás haciendo tú? ¿Golpeando a tu propio hermano por una mujer? ¡Cuánto tienes que aprender de Novole!

La ira me enciende las venas.

一Vengo, Andrea, ha ayudarte a matar a los Barone.

NIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora