Capítulo 69

3K 187 39
                                    

Estelar

Alexander

El olor a frutos rojos y vainilla se ha quedado grabado en cada esquina de mi habitación.

Ha llegado un punto en el que ya no sé si es por la mujer que duerme sobre mí o es que mi cerebro lo evoca a cada rato haciendo imposible olvidarlo.

Una cosa tengo claro ya.

No es solo sexo, ni mucho menos. Si fuese solo sexo no se me levantaría a cada rato, ni me embobaría mirando sus ojos violeta que se vuelven de un tono más oscuro cuando está enfadada, ni se me fundiría el cerebro admirando su cuerpo.

Un cuerpo que encaja con el mío de una forma tan perfecta que asusta.

Tampoco puedo decir que es solo sexo cuando si ella se muere, yo me voy detrás. Lo sentí cuando murió, se me iba la fuerza, mis órganos internos se estrujaban sin parar, retorciéndose de dolor.

Es lo que es, pero nunca lo he sentido antes y tengo pavor de perderla y perderme. No sé cuándo empecé a sentirlo, pero hace mucho tiempo que he estado desarrollando esto que me da miedo.

Tapo su cuerpo con la sábana para que no deje escapar el calor. La gota fría de finales de verano ha provocado un cambio brusco de las temperaturas y solo faltaría que la capitana del escuadrón oscuro enfermase.

Es la mujer más ardiente que he conocido jamás y me da rabia que alguien haya estado con ella y no la haya tratado como se merece.

Yo incluido.

Soy un idiota, pero quiero hacer las cosas bien.

Cuanto más conozco de ella, más se va desdibujando la imagen que tengo en mi mente. La primera vez que la conocí supe que le había gustado, ¿a quién no le gustaría? Pero mi lengua la enfadó y me mostró un lado venenoso que quería explotar a cada rato. Su aspecto angelical creaba una distorsión en mi cerebro por su forma de ser y el cambio abrupto que experimentaba cuando se ponía el uniforme.

Ahora, eso ha cambiado y me encuentro deseando todo, su lengua venenosa, su locura y su cuerpo. El ángel celestial o la diablesa infernal. Ambos viven en ella y ambos son divinos.

Todo me parece tan excitante que no puedo separarme de ella, aunque me molesta que siempre vaya haciéndose la heroína. No la conozco, ella no me conoce, pero quiero explorar nuestros pasados y nuestro futuro. Quiero darme la oportunidad de tener algo bueno en mi vida de verdad desde que dañaron a mi madre la primera vez, de tenerlo y de amarlo como merece.

Se remueve encima de mí y mi ingle empieza a tironear cuando su piel me roza y me muestra una vista perfecta de su trasero redondo.

No sé cuantas veces me he enterrado dentro de ella, pero no me canso. Cada vez que pasamos la noche juntos, ninguno de los dos pega ojo, si no es por mí, es por ella.

Tan ardiente que me importa una mierda no dormir.

Me incorporo contra su espalda y acaricio su trasero hasta llegar a la carne sensible de su sexo. Joder, está tan caliente que me es imposible pensar con la cabeza.

Beso la piel de sus hombros y deslizo mi brazo bajo su cuerpo para jugar con sus senos mientras que mi otra mano va directa a su clítoris.

Dejo besos, lametones y mordidas por toda la piel a la que tengo acceso y empiezo a friccionar contra su botón del diablo.

一Alexander... 一me pone tanto que gima mi nombre con los ojos cerrados sabiendo que solo yo la toco así.

Clava sus uñas en mi brazo mientras contonea su trasero contra mi polla haciéndome jadear y engordándome cada vez más.

NIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora