Capítulo 63

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Conocidos

Alexander

Sus manos me recorren el torso, sus piernas se cierran en mi cintura mientras los besos ardientes me ponen el corazón a mil...

Acaricio sus senos a la par que dejo besos húmedos en la línea de su cuello. Sus jadeos bajos me la levantan en un vil intento de penetrarla, pero quiero disfrutar de ella así antes de prenderme en la pasión que me desborda.

El timbre me saca de la ensoñación, el cerebro se me agita en la cabeza cada vez que suena, me cubro la cabeza con las sábanas intentando dejar de oír el estúpido sonido de la puerta, pero no lo consigo.

Voy a matar a quién coño esté tocando a mi puerta mientras sueño con Hazel.

El ruido se detiene unos segundos hasta que vuelve a retumbar con más fuerza. Suelto un quejido airado y me levanto de la cama vistiéndome para ir a ver quién coño es.

El pasillo y el salón de mi casa están totalmente a oscuras y me resisto a encender la luz. No hay rastro de Tania, por lo que aún no deben ser ni las cinco de la mañana. Más motivos aún para matar al estúpido que se atreve a llamar a mi puerta.

Elevo la mirilla y siento que las piernas se me entumecen por quién hay al otro lado.

一¿Qué pasa? 一abro molesto.

一¿No me vas a ofrecer una taza de té?

Le dejo entrar a mi casa a regañadientes y le sigo hasta el sofá.

一Estaba durmiendo, no sé si lo has pensado 一bufo cabreado.

Detalla mi casa entera sin hacerme caso y se deja caer en el sofá con la mirada distraída.

一¿Qué quieres?

一Acaban de matar al primer ministro, a Isabella Donovan y a Gemma 一espeta el General.

一¿Qué?

一En la cárcel, los han envenenado con arsénico.

El sueño se me quita de golpe y me dejo caer también al sofá. Si mataron al Mayor y han seguido matando a los demás...

Hay algo más que nadie quiere que se sepa...

一¿Cuándo ha sido?

一Esta tarde, se ha encontrado el mismo libro en cada celda, los tres tenían arsénico en las hojas...

一¿Y cómo se han envenenado?

Oliver se humedece los dedos y hace el gesto de pasar páginas. Hijos de puta.

一¿Benedetto? 一pregunto.

一Está en su celda, incomunicado.

Me levanto dejando al General y voy a vestirme. Tengo que averiguar qué ha pasado.

Los advertencias de él cuando salgo por la puerta quedan en un saco roto y voy hacia la cárcel de la CAIF en el ferrari.

一Comandante, ¿en qué le podemos ayudar?

一Llévenme a ver a Benedetto Marchisio 一demando.

Los guardias de la prisión se pliegan ante mí y les sigo por los pasillos hasta llegar a las rejas que guardan a Benedetto. Está tirado en la cama sin moverse. Las rodillas y los hombros los tiene vendados, no me extraña.

Lo que vi hacer a Hazel me dejó atónito, la saña y el brillo en sus ojos, como si disfrutara de hacerlo...

Que Oliver me pusiese en antecedentes de lo que pasó con Donosi incrementó mi enfado con ella. No he vuelto a acercarme desde que me encontré al capitán cagón de rodillas ante ella.

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