3/10 Era tan obvio.

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—¿Entonces si aceptas?— cuestionó Paula con una sonrisa. Poché asintió.

—Solo haré las pruebas para el equipo de béisbol si no quedo no seguiré insistiendo.— aclaró.

—¿Por qué béisbol?— preguntó notablemente confundida —Creí que ibas....

—Quiero cambiar de aires— la interrumpió con un tono calmado—. Me gustaría probarme en nuevos deportes.

—Bueno hablaré con el entrenador y con la capitana, te busco en un rato.— tras sus palabras la chica dejó a la más baja sentada en aquel solitario salón a la espera de su siguiente clase.

Un suspiro escapó de sus labios al quedar a solas. Sus ojos estaban fijos en sus manos las cuales jugaban entre sí.

—Oh, creí que el salón estaba solo a estas horas.— argumentó Daniela al captar la atención de la mayor por haber entrado tan deprisa el lugar. Poché la miro en silencio unos segundos.

—Puedo irme si te parece.

—No, no —negó rápidamente a la castaña al notar que la más baja iba a levantarse. Poché volvió a acomodarse en la silla—. Si no te molesta voy a estudiar aquí.

—Adelante yo no voy a molestarte, puedes  estar tranquila. —comentó intentando no sonar nerviosa.

—Gracias. —un silencio total se hizo presente mientras Daniela se dirigía a uno de los asientos vacíos en la esquina contraria en dirección a María José.

—¿Segura que no quieres que me vaya?— cuestionó calle seguía dándole la espalda acomodando sus cosas —No quiero que te incomode mi presencia.

—No me incomoda— aseguró dándose la vuelta unos segundos y así poder darle una sonrisa llena de amabilidad—. Me gusta la compañía.

Los segundos pasaban y ambas chicas seguían a solas en aquel salón calle se encontraba totalmente sumergida en sus libros y apuntes poché por otro lado había comenzado a jugar con su teléfono lo que claramente era una distracción ya que solamente era para disimular que observaba a la castaña de reojo.

—¿Cómo puede haber ser tan lindo?— se preguntaba la chica de ojos verdes sin dejar de mirar a la castaña—. Es simplemente perfecta.

Poco a poco sus pensamientos comenzaron a desviarse y, sin poder evitarlo, terminó imaginando como sería tener una oportunidad con la castaña.

El poder tomarla de la mano sin miedo, tener el privilegio de besarla en público, poder invitarla a salir tanto como quisiera siempre y cuando ya aceptará, imaginaba cómo sería todo si tuviese la valentía de decirle lo que sentía.

—¡Poché!—exclamó la castaña logrando sacar a la contraria de sus pensamientos.

Poché rápidamente levantó la mirada conectando sus ojos color aceituna con aquellos ojos castaños que tanto le encantaban perdiéndose inmediatamente en ellos, sabía que estaba perdida, estaba totalmente enamorada.

—¿Dime? ¿Necesitas algo? ¿Puedo ayudarte en algo?— pregunto.

—Hay cosas que no entiendo —contestó con cierta pena—,  y me preguntaba si tú podías ayudarme.

—¿Cómo puede ser tan tierna? —se preguntaba la más baja al ver el leve rubor en las mejillas de la chica frente a ella, era simplemente hermosa.

—Obviamente entenderé si no quieres ayudarme, no estás en la obligación de hacerlo.— argumentó con cierto nerviosismo al notar que la contraria no emitía palabra alguna.

—Yo... yo te ayudo, no tengo ningún problema con eso, dime lo que no sepas y si yo lo sé puedo explicarte.

Y así fue como entre bromas y sonrisas Poché le explicó a la castaña todo lo que sabía respecto al tema aclarando sus dudas, logrando enamorarse aún más de la chica al notarlo inteligente e increíble que era.

Era simplemente maravillosa, la chica perfecta para ella.

¿Era posible enamorarse de alguien con quien apenas tratas?

¿Era posible enamorarse de alguien con quien apenas podías cruzar un "hola" al día?

Las respuestas a esas preguntas no estaban claras para la chica de ojos verdes pero de lo que sí estaba segura era que su corazón había escogido a la castaña, era simplemente obra del destino.

—Y bueno ¿entendiste? —preguntó con una sonrisa.

—Con una profesora como tú ¿quien no entendería? — contestó logrando una sonrisa nerviosa y un leve rubor en las mejillas de la contraria.

—Bueno la verdad tampoco es que sea muy buena explicando. —musitó bajando la mirada intentando que no notara aquel nerviosismo que le producía estar bajo su mirada.

—¿Bromeas?—preguntó incrédula— Explicas muy bien.

Una sonrisa divertida se perfiló en el rostro de la más baja.

¿Cómo era posible que su corazón se desbocara con tan simples palabras?

—Créeme que aprendí más contigo en veinte minutos que en dos horas de clases con mi profesora.

Una risita escapó de los labios de la más baja, pero antes de que siquiera pudiera contestar Paula se apareció a toda velocidad en aquel salón interrumpiendo aquel momento agradable entre las dos chicas.

—Poché , el entrenador y la capitana aceptaron, quieren verte justo ahora para hablar contigo y cuadrar lo de las pruebas. —anunció.

Poché suspiro pesadamente, aún estaba algo dudosa acerca de esa decisión.

—¿Vas a entrar a un equipo?— cuestionó la castaña llamando su atención. Poché giró su cabeza para poder mirarla a los ojos.

—Sí — contestó dudosa—, pensaba entrar al equipo de béisbol femenino.

—Eso está genial— comentó Daniela con una sonrisa genuina—, está chido que quieras practicar un deporte, espero puedas quedar en el equipo y si lo haces tienes que invitarme a todos tus partidos porque pienso ir a verte.

—Claro, créeme que lo haré.

—Bueno, perfecto, ve tienes que llegar a tiempo.

Y con un movimiento de mano se despidió de la castaña, para luego salir del salón junto con Pau, quien la guió a través de los pasillos para llegar a la cancha.

Ya no era una duda era una decisión, sí o sí tenía que entrar al equipo.


One Shots || Cache || 2do Libro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora