2/¿? Especial: Mes del orgullo.

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Un silencio tranquilo y agradable llenaba la habitación en aquel momento. Ambas chicas estaban acostadas en la cama en total silencio. Daniela tenía su cabeza apoyada en el pecho de la chica de ojos verdes con uno de sus brazos rodeándola por la cintura. Poché por otro lado dejaba leves caricias en la piel de la castaña. Era un momento tranquilo.

—¿Nos podemos ver mañana? —Preguntó Daniela en voz baja, no hacía falta subir el tono de voz, estaban lo suficientemente cerca para escucharse.

—¿Tú puedes? —Calle se levantó un poco, apoyándose sobre su codo, sin dejar de rodear su cintura, mirando a la chica con aires interrogantes —¿No es arriesgado? Digo, nos podrían ver.

—Eso no importa, mañana quiero pasar todo el día contigo, es domingo y quiero aprovechar contigo el día libre.

—No lo sé, no quiero causarte problemas.

—No me causaras problemas —aseguro inclinándose un poco para dejar un beso rapido en la mejilla de la mas baja —. Nos vamos a un lugar apartado o puede ser a un hotel.

—¿Y qué quieres hacer en un hotel? —cuestionó Poché con gracia. Daniela sonrío antes de ocultar su rostro en el cuello de la mayor.

—Hay piscina, podemos ir a nadar un rato. —se excusó rápidamente.

—Hay otros lugares con piscina y no precisamente son hoteles. —un bufido de inconformidad se escapó de los labios de la castaña a lo que la mayor no pudo evitar sonreír.

—¿Vas conmigo o no? —soltando una risita la mayor abrazo a su novia con fuerza contra su cuerpo.

—Contigo voy a donde sea.

Una vez mas sus miradas se cruzaron y como siempre pasaba comenzaron a acercarse. La punta de sus narices rozaron levemente antes de fundirse en un beso tranquilo, tierno.

—Te adoro. —dijo contra sus labios.

—Te adoro más mi amor.

El beso sin poder, o mas bien querer, evitarlo comenzó a hacerse cada vez mas intenso y la temperatura de sus cuerpos comenzaba a aumentar poco a poco.

—Mi amor —suspiró deteniendo con la suya la mano de Daniela la cual tenía claras intensiones de seguir bajando mas allá de su cintura —, no.

—¿Me dirás que no tienes tantas ganas de seguir como yo? —inquirió pasando de forma, intencionalmente, provocativa su lengua sobre sus labios captando la atención de la contraría con esa simple acción.

—Exactamente, yo —sus ojos estaban fijos en los labios de la castaña debatiéndose entre si mantenerse calmada por el poco tiempo que les quedaba o dejarse llevar por sus impulsos, dicho debate interno llego a una conclusión justo cuando Daniela se inclinó hacia ella para morder y tirar de su labio inferior —. Que se joda el tiempo.

Tras sus palabras llevo su mano a la parte trasera de la cabeza de su novia acercandola para comenzar a besarla con un toque de desesperación, le era muy fácil perder el control cuando se trataba de aquella chica de ojos avellana.

—¿Sabes cuanto nos queda? —cuestionó Daniela una vez la chica la recostó nuevamente sobre el colchón colocándose sobre ella.

—No y la verdad me importa poco. —admitió dejando besos por su cuello hasta sus pechos.

—Entonces tratemos de no tardar. —argumento con su voz comenzando a acelerarse.

Siguiendo con los besos María José se detuvo un par de minutos en los pechos de la castaña, besándolos y chupandolos a su antojo, rozando con sus dientes los pezones de la menor sintiendo como estos se colocaban duros al instante gracias a la excitación.

—No —soltó la mas baja sujetando las manos de la contraría al ver que pretendía tocarla. Soltó una pequeña risa al escuchar un pequeño sonido de frustración de parte de su novia —. Te me quedas quieta nena.

—Pero....

En un impulso subió nuevamente a la boca de la castaña callandola con un beso, uno que la menor no dudo en corresponder. Al romper el beso se acercó a su oreja.

—Solo quiero escucharte gemir. —le susurró antes de morder el lóbulo de su oreja logrando que la castaña soltará un gemido ahogado antes de seguir con su trabajo.

Una vez sus labios comenzaron a besar el abdomen de la castaña noto como la respiración de esta comenzaba a hacerse cada vez mas profunda.

Soltando las manos de su novia hizo que esta abriera mas sus piernas y las colocará sobre sus hombros. Comenzo a dejar besos por toda la zona escuchando como la chica gemia por lo bajo.

—¿Vas a hacer que te lo pida de nuevo? —preguntó con una pizca de reproche en su voz.

—Ten paciencia, no te haré rogar esta vez.

Llevando una mano a zona separó los pliegues de la castaña notando lo mojada que estaba y se contuvo para no gemir al verlo. Sin previo aviso paso su lengua por toda su entrada haciendo que Daniela arqueara su espalda apretando la sábana debajo de sus manos.

—Dios, sí. —gimió sin poder evitarlo.

Sin pretender tardar mucho María José empezó a penetrarla con su lengua. El calor en el lugar era bastante notable. Sus cuerpos sudados y totalmente excitados. Gemidos eran lo único que podía escucharse en ese momento.

Solamente hicieron falta un par de minutls más para que Daniela alcanzara el clímax dejando salir un gemido que fue ahogado por la boca de la contraría. Al parar de besarse Poche apoyó su frente en la de Daniela para que esta lograra recuperar el aíre.

—¿Estas bien? ¿Te sientes bien? —preguntó con suavidad.

—Sí mi amor, todo esta bien.

Un suave beso aterrizó en la frente de la castaña y luego en sus labios.

—Te amo mi amor.

—Te amo más.

Ambas se miraban con una sonrisa, una sonrisa genuina, real. Se amaban.

—¡Calle! ¡¿Estas en casa?! —se escuchó a los lejos junto al sonido de una puerta cerrándose.

—Carajo. —murmuraron las dos al mismo tiempo.

Al parecer no tenían mas de dos horas como pensaban.






(...)

Buenas, buenas.

¿Cómo están?

¿Qué les pareció? Espero les haya gustado.

Nos leemos pronto Contrikrus.

One Shots || Cache || 2do Libro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora