Su mente corría a mil por hora. Sus pies no parecían querer detenerse. Estaba a unas horas de abordar el tren que la llevaría a una muerte segura, y lo peor de todo, el amor de su vida se veía en la obligación de ir con ella. La puerta de la habitación en la que estaba fue abierta de la nada dejando ver a su padre y a su hermana. Los tres se abrazaron apenas se vieron. Rompieron a llorar.
—Fue muy valiente de tu parte ofrecerte por la hermana de Calle. —comento su padre con cierto orgullo en su voz. Sabía que su hija era capaz de sacrificar hasta su vida con tal de salvar a los suyos.
—Prométeme que no te vas a rendir tan rápido —suplico Valentina aferrándose a su hermana —. Asegúrame que intentaras salir con vida.
—No soy Katniss, Vale —se mordió el labio inferior con fuerza conteniendo un sollozo —. No puedo prometer nada cuando Calle es quien va conmigo, sabes que daré hasta mi vida por ella —aparto la mirada un segundo y suspiro temblorosamente —. Si llego a morir —hablo ahora para ambos —, escuchen con atención, por favor —pidió al ver que ambos pretendían interrumpirla —. Si llego a morir y Calle sobrevive, no la odien. Quiero que entiendan que, si tengo que sacrificarme por ella lo hare, ¿lo entienden? —cuestiono con seriedad. No obtuvo respuesta —¿entendieron? —repitió. Ambos asintieron —. Si no es en esta vida es en la siguiente.
(...)
—Perdón, perdón, perdón —repetía Juliana mientras abrazaba a su hermana con fuerza mientras lloraba —. Me gano el miedo, debí impedir que Poche tomara mi lugar.
—No es tu culpa Juli. —le aseguro Calle acariciando el cabello de su hermana.
—¿Tienes algún plan? —pregunto su padre tratando de parecer fuerte, sin embargo, por dentro estaba totalmente destruido. Su pequeña hija sería enviada a un matadero.
—No morir —comento con gracia tratando de romper la tensión que existía en el lugar —. Solo quiero pedirles una cosa —los otros tres asintieron. No querían aceptarlo, pero esa tal vez sería la última petición de la castaña —. Si por casualidades del destino yo muero y Poche se libra y regresa, no la odien, ella no tiene la culpa de lo que me pase en aquella arena, si ella regresa y yo no, asegúrenme que la ayudaran a salir adelante, ¿bien?
Hubo unos segundos de silencio, German miro a su exesposa y a su otra hija llegando a un acuerdo silencioso. Los tres asintieron mirando a Calle.
—No podríamos odiarla. —asegundo María Fernanda.
—Me salvo la vida. —añadió Juliana.
(...)
Bajo la mirada de todos los habitantes del distrito ambas subieron a la limusina junto a Elizabeth, Sebas y Valeria. El viaje fue silencioso y algo incómodo. Elizabeth era la única que trataba de sacar una conversación a flote, pero ninguno de los otros presentes parecía tener ánimos de hablar en aquel momento.
Las manos de ambas chicas estaban entrelazadas fuertemente. La cabeza de Poche estaba apoyada sobre el hombre de su novia, ambas perdidas en sus pensamientos. Por otro lado, ambos campeones las observaban y compartían miradas de vez en cuando, pensando cómo salvar a aquella pareja.
La limusina se detuvo frente a la entrada del gran tren que los llevaría al Capitolio. Los cinco bajaron y luego abordaron el tren. Elizabeth les dio a las dos chicas un pequeño recorrido por todo el lugar hasta dejarlas en su habitación para que se pusieran cómodas.
—Las veo en una hora junto a los campeones en el vagón comedor. —anuncio Elizabeth con una sonrisa antes de dejarlas solas en la habitación.
Poche cerró la puerta con suavidad y se dio la vuelta para mirar a Calle. Un silencio sepulcral se instaló en el lugar. Ninguna se atrevía a hablar. ¿Qué se supone que se tenían que decir?
ESTÁS LEYENDO
One Shots || Cache || 2do Libro.
FanfictionHistorias: WANHEDA016 Portada: WANHEDA016 No se aceptan adaptaciones y/o copias de ningún tipo sin consentimiento de la autora. Contiene: -Escenas Sexuales -Lenguaje inapropiado -Romance LGBT -Mencionan Drogas Quien no se sienta comodo con este co...