One Shots || Cache || 2do Libro.

10/10 💡 Aleatorio 💡

Sus ojos escaneaban la entrada de la terminal. Los nervios la estaban abordando por completo y sin permiso. Su respiración era profunda, trataba de calmar los desenfrenados latidos de su corazón.

—Calma, calma. —se repetía mentalmente mientras aquel bus en el que iba comenzaba a estacionar en su lugar asignado.

Luego de un buen tiempo manteniendo una relación a distancia con su actual novia por fin había podido viajar a verla por primera vez y realmente estaba nerviosa.

¿Y si no soy lo que espera?

Esa era la pregunta que mas se hacía en esos momentos, existía esa posibilidad.

Una vez el vehículo se detuvo se levantó de su asiento. Sus ojos no se separaban de las ventanas tratando de encontrar a la chica que la esperaba en la terminal.

Ya fuera del bus noto como un chico comenzaba a bajar las maletas. Rápidamente ubicó las suyas. Amablemente se acerco al joven pidiendo su equipaje para luego ir a una de las cafeterías de la terminal, específicamente la que había acordado con su novia, llevándose al entrar una sorpresa, la chica en cuestión no estaba ahí.

No se habrá arrepentido ¿o sí?

Queriendo pensar positivo noto que todas las mesas estaban vacías, aprovechando eso tomo asiento en la mesa mas cercana a las grandes ventadas del lugar dejando sus maletas a un lado de su silla.

—Buenas tardes señorita —hablo una chica apareciendo a su lado llamando su atención — ¿va a ordenar algo?

—Yo...—una sonrisa forzada apareció en su rostro, nunca le había resultado fácil socializar y menos con gente de un país distinto al suyo. Se sentía incomoda —. Una gaseosa esta bien.

—Enseguida se la traigo.

(...)

—Voy tarde, voy tarde —repetía en voz alta mientras corría de un lado a otro por su habitación —. Matenme.

Juliana la observaba atentamente desde la cama conteniendo las ganas de reír que tenía.

—Yo te dije que estuvieras lista.

—Me va a matar.

—No creo.

—Odia que sean impuntuales.

—Sí te acaba de avisar tienen que entender que tardaras.

—Tengo su ubicación constante desde que cruzo frontera, sé exactamente cuanto tardaría en llegar.

—Bien, puede que si te mate.

—Gracias por tu ayuda. —le reprochó terminando de peinar su cabello a las carreras.

—Bueno, bueno, perdón —se disculpó mientras reía levemente —¿quieres que te lleve?

—Por favor.

(...)

Sus nervios cada vez se hacían más y más fuertes, habían pasado treinta minutos desde la última vez que le había enviado su ubicación a la castaña y no tenía respuestas de ella. El miedo comenzaba a invadirla, pero trataba de mantenerse calmada.

¿Y si sí se había arrepentido?

La botella que contenía la soda ya iba por la mitad y la insistente mirada de la chica del lugar la ponía sumamente nerviosa, seguramente sus facciones delataban que no era de ahí.

Las múltiples vibraciones de su celular llamo su atención, esperaba encontrarse un mensaje de su novia, pero en su lugar de eso era un mensaje de su mejor amiga. Tomo su teléfono desbloqueando la pantalla.