Capítlo 9 : Herida de bala.

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Contemplé atónita la escena, y sonreí impresionada. Ahora, toda la casa estaría a oscuras si no fuera porque la enorme lámpara se encendió, y las otras más pequeñas también.

Nana asistente: - También puedes pedirme que apague todas las luces de la casa, o de solo una habitación. - indicó.

Ley'ha: - Oh, vaya. - expresé con asombro. A pesar de haber venido de una familia con dinero, nunca había tenido asistentes robóticos. En cambio, siempre estuve rodeada de mayordomos y cuidadoras que estaban al pendiente de mí en todo momento. - Nana, ¿Puedes mostrarme mi habitación? - pregunté.

Como toda chica en la faz de la Tierra, tener una habitación bonita era una necesidad casi básica. Allí tendría que pasar la mayor parte de mi tempo cuando no estuviera entrenando o fingiendo defender al clan Omaticaya de " los enemigos". Por lo que era bastante importante que la habitación en la que me alojara no fuera demasiado amargante.

Nana asistente: - Claro, Ley'ha. - afirmó. - Solo debes de seguir el pasillo del fondo hasta llegar a la última habitación. - indicó.

Ley'ha: - Gracias, Nana. - le agradecí.

Caminé hasta el pasillo, donde me percaté de que habían 5 puertas. Debían de ser las habitaciones del todo grupo, y aunque soy muy curiosa decidí no entrar a cotillear. Al llegar a la última puerta que justo se encontraba al final del pasillo, paré unos segundos e imaginé como podría ser.
Visualicé una pequeña habitación con paredes blancas y algunas macetas con diferentes tipos de plantas pandorianas en ellas. Luego, imaginé una enorme cama con cojines muy mullidos donde poder descansar y un reposador de arco y flechas al fondo de la habitación.
Inconscientemente, sonreí al imaginar una habitación así. Ahora, sentía nervios por descubrir la verdadera habitación que me esperaba. Seguramente sería con paredes metálicas y una enana cama súper dura. Así eran todas las camas que pertenecían al programa avatar de la RDA.

Un poco temblorosa, giré el pomo de la puerta y finalmente la abrí. Lo que vi no era nada parecido a lo que podría haber imaginado jamás. Esto era mil veces mejor.

La habitación directamente no tenía paredes. Las paredes habían sido sustituidas por enormes ventanas, el suelo era de madera, y la cama era prácticamente una obra echa por los dioses.
Corrí hacia la cama y salté sobre ella, quedando tumbada. La sensación era como si estuvieras hundiéndote en una nube de algodón de azúcar y las sábanas eran tan suaves como la seda. Abrí los ojos feliz y miré hacia el techo. En este, habían dos ventiladores colgando y una bonita lámpara en forma de capullo que iluminaba la habitación junto a otras cuantas luces que habían sobre los muebles.

Durante unos segundos, me paré a pensar en lo bonito que debían ser las vistas con esas ventanas. Así que, le pedí a Nana que me dejara ver tras ellas. 

Ley'ha: - Nana, ¿Podrías volver a poner las ventanas normales? - pregunté.

Nana asistente: - Claro, Ley'ha. - afirmó. - Aclarando las ventanas. - informó.

Poco a poco, pude ir viendo los árboles, hasta que las ventanas volvieron a aclararse por completo. Tuve que incorporarme para poder procesar lo que estaba viendo.
Enormes árboles rodeaban mi habitación con su característico color verde. Mis ojos estaban siendo prácticamente bendecidos con tal imagen. En estos momentos en los que estaba completamente a salvo de ser devorada, el bosque me parecía una preciosidad.

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