En toda gran batalla, siempre ha existido una estrategia maestra detrás de cada movimiento. Francotiradores perfectamente posicionados, defensas listas para detener cualquier avance, y los líderes, firmes, dictando órdenes desde la retaguardia. La posición de ataque, el lugar y hasta las condiciones del clima, cada detalle es vital para inclinar la balanza hacia la victoria. Tus soldados deben confiar ciegamente en ti, al igual que tú en ellos. Porque no solo el orgullo está en juego. Es la vida misma lo que defendemos, la razón por la que luchamos.Pero esta batalla no era como las demás. Aquí, la vida de os guerreros no dependía de algún superior distante.
No. Era yo.
Mi misión como comandante, o como líder espiritual y estratega de esta campaña -tal y como me había nombrado Neteyam - era llevar al Clan hacia la victoria. No parecía ser una tarea difícil; ya tenía un plan. La verdadera cuestión era, ¿me seguirían aquellos que dudaba de mí? Por culpa de Iteynem, ciertos rumores sobre una posible traición al pueblo Omaticaya se habían esparcido. Y todo en una sola semana, el tiempo que le tomó descubrir que Neteyam y yo habíamos sellado nuestro vínculo, y ahora, éramos oficialmente una pareja.Para ser sincera, esperaba alguna otra reacción más agresiva por su parte. Tal vez algún empujón, intento de ahogamiento o como mínimo, alguna amenaza. Pero no. Cuando el gentilicio nos descubrió saliendo de la misma choza al ponerse el sol, esta solo se limitó a susurrar algunas cosas, rechinar los dientes y escabullirse entre la multitud curiosa. Desde entonces, no la había vuelto a ver. Y tampoco me importaba. Aunque sentía un mal presentimiento por eso.
De todas formas, lo olvidé al rato y me centré en la reunión, que poco después comencé junto a los mejores guerreros y jinetes del clan.- ¿Tu plan es que "confiemos en ti" y entremos en la cueva de los demonios? - preguntó uno, tras escuchar mi discurso motivacional que todo comandante da, antes de alguna guerra.
- Es una ridiculez. - farfulló otro.
- Nos va matar a todos. Ni siquiera sabemos si es de fiar. - oí decir, entre el bullicio de na'vis inconformes.
Ley'ha: - "Confiar en mí", no es lo único que haréis. Pero es lo más crucial. Cuando salgáis allí, seréis igual a los ciegos. Mis palabras serán vuestros ojos y vuestras acciones, mis manos. Desde este momento debemos ser uno. Confiar los unos en los otros, o si no.., será imposible vencer. - indiqué, ignorando los comentarios ofensivos.
Neteyam se encontraba a mi lado, escuchando con atención mis palabras. Todos nosotros, rodeábamos un mapa del bosque, proporcionado por Max (el científico gordinflón de cabello rizado oscuro, que habitaba en las montañas Aleluya junto a ellos), el cual habíamos estirado en el suelo como guía visual.
Se hizo un leve silencio, en el que solo se escuchaba la respiración inquieta de los más adultos. No fue hasta que uno de ellos habló, que volvieron a cuchichear y farfullar descontentos.
- ¿Y porqué tú?
Ley'ha: - Porqué yo, ¿qué?
- Ser nuestra guía. Eywa ya lo es. No necesitamos a una segunda que nos diga como actuar.
Los demás comenzaron a darle la razón, haciendo que poco a poco, fuera perdiendo la esperanza en lograr sentir algún tipo de empatía por parte de ellos. Noté la mano de Neteyam sobre mi hombro, apoyándome como siempre.
Neteyam: - Te equivocas, Tarsem. ¿Por qué sino, sería capaz de controlar el agua a su antojo? Nadie nunca lo ha hecho, su vínculo con la Gran Madre es incluso más fuerte que el de la actual tsahit, Mo'at. Ella la siente. Escucha sus advertencias. Yo mismo he sido testigo de ellas. - aseguró, alzando la voz ante el público.
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Nueva vida//Neteyam
Fanfiction¿Creéis en la reencarnación? Y si os dijera que es real, y que le sucedió a una ex futura thsahit metkayina...., ¿Me creeríais? Esta es la continuación del primer libro En otra Vida// Neteyam, que podéis encontrar si vais a mi perfil. Aquí, Ley'h...