Nueva vida//Neteyam

Capítulo 32: Cestas desaparecidas.

Analicé mi cuerpo empapado de agua, y luego busqué a mi alrededor. En menos de 10 metros, no había ningún río, cascada, lago, y ni mucho menos una manguera.
Entonces.......¿Por qué estaba empapada de la cabeza a los pies? Y no solo yo, ya que Jaeb, al que había salvado misteriosamente, también estaba igual.
Traté de responder a la pregunta de Neteyam, pero sinceramente, no tenía ni idea de qué había pasado.

Ley'ha: - Yo....., no tengo ni la más remota idea de porqué estoy empapada, ni tampoco sé cómo he logrado salvarle. - le indiqué, tratando de asimilarlo.

Este contempló la situación y después, comenzó a reír de una forma que jamás había visto en él. Parecía..., era como si...., como si él estuviera, ¿Feliz?
En su rostro, se dibujaron dos lineas de expresión a ambos lados de su boca, que acompañaron su sonrisa en todo momento. Las comisuras de sus labios se estiraron, y dejaron al descubierto sus colmillos. Pero esta vez, no me asustaron, es más, me pareció agradable verlo así.

Neteyam: - Eres la chica más rara que he conocido en mi vida. - reconoció, y yo hice una mueca, provocando que este riera más fuerte. - Estás llena de sorpresas, Ley'ha Bons. - indicó con una sonrisa.

Sonreí inconscientemente, y reí junto a él. Desde que llegué aquí, mi vida había pasado de amargada, a otra llena de adrenalina y misterios por resolver. Y algo en mí me decía, que pasaría bastante tiempo con este individuo.

Ley'ha: - Para ti, soy señorita Bons o comandante Bons. - le corregí y este volvió a reír.

Neteyam: - ¿Señorita Bons? - preguntó sarcástico. - Entonces para ti, yo soy Neteyam te Suli Tsyeyk'itan. - indicó divertido. - Y si quieres..., le puedes añadir el apodo del mejor guerrero del clan. - dijo arrogantemente.

Reí con ironía y le indiqué al ikran que ascendiera, para poder volver a la cueva donde los Omaticaya residían. Jaeb, se aferró a mí como un niño pequeño, mientras movía los pies ilusionado.

Ley'ha: - ¿El mejor guerrero? ¿Y ese apodo por qué? - pregunté.

Neteyam: - ¿No te lo han dicho ya? - preguntó. - Soy el mejor arquero del clan, y uno de los mejores jinetes de ikran que hay. - presumió arrogantemente, con una sonrisa orgullosa.

Ley'ha: - No creo que seas mejor que yo. - indiqué, tratando de no mirar hacia abajo.

Ahora mismo, estaba haciendo algo que hace media hora consideraría imposible. Estaba manejando un ikran como si nada, y sin apenas sentir pánico por las alturas. Aun así, prefería no observar demasiado la distancia que había del suelo a mí, por temor a algún ataque de pánico por mi parte.

El chico, rió ante mi comentario y adelantó a mi ikran, sin antes hacer un tirabuzón en el aire.

Neteyam: - ¿Tú mejor que yo? - preguntó con ironía. - Lo dudo mucho, ni siquiera habrás tocado un arco en tu vida. - indicó muy seguro de sí.

Levanté las cejas, sorprendida por su cometario, y Jaeb rió por su comentario.

Jaeb: - ¿Que no ha tocado un arco en su vida? - preguntó retóricamente. - Ley'ha es la mejor- le interrumpí.

Si los Omaticaya se enteraban de mis habilidades en la lucha y arco, podrían comenzar a sospechar de mis orígenes y tal vez hasta lograran descubrir los verdaderos planes de la RDA. Eso es lo que menos quería en este momento, por ello, debía fingir no saber mucho en esos temas, para que no me relacionasen demasiado con esa asociación. Con que pensasen que podía defenderme lo justo, me bastaba y sobraba para no acaparar sospechas.