Capítulo 33: No mientas.

166 16 2
                                    



                                                LEY'HA

La historia de cómo mágicamente había conseguido los ingredientes necesarios para hacer hamburguesas, no tenía mucho drama.
Jaeb, el cual de además de tonto, era bastante goloso, había ido con su avatar al centro de investigación en el que mi cuerpo humano antes reposaba. Se dirigió a la cocina, dios sabe como, y robó los ingredientes del congelador de reservas para meterlos en su mochila. Luego, volvió a nuestra casa del bosque y desde allí, puso en marcha el proyecto de volar hasta aquí.
Si alguna vez mi hermano consiguiese tener hijos, cosa que dudo mucho, les contaré todas las cosas que su padre hizo en su juventud.

Aunque para él, el plan fuese una maravilla y las hamburguesas una delicia, para mí resultó ser todo lo contrario. Para empezar, casi morimos los dos en el intento, y segundo, yo no puedo comer hamburguesas.No porque no me gusten ni nada por el estilo, más bien por ciertos problemitas que tuve en mi niñez y cuerpo humano.

Desde que nací, he sufrido de bastantes problemas de salud. Entre ellos estaban la diabetes y los niveles de colesterol altos. Nunca pude comer fritos, comida basura, zumos, gaseosas o dulces como cualquier niño de mi edad. Pero aun con las restricciones de los médicos y los cuidadores todo tras de mí, siempre me las apañaba para picar alguna que otra golosina que le robaba en secreto a mi hermano.
Eso me trajo bastantes problemas, mucho peores que ir de hospital en hospital, aunque nunca los menciono, por miedo a recordar todo lo que sucedió antes de llegar aquí. Esta vez, tampoco lo contaré.
En resumen, mi miedo ahora, es que mi cuerpo de avatar halla heredado esos problemas de mi cuerpo humano. Por eso, aquí también evito comer ese tipo de productos, incluyendo las hamburguesas y patatas fritas.

Cuando anoche todos devoraron sus comidas, Norm me indicó que mi cuerpo humano no estaba listo aún para soportar una transición de consciencia. También me dijo que durante unos días, tanto mi hermano como yo dormiríamos en la choza de los Sully, hasta que nos consiguieran dos camas junto a la zona de los demás avatares científicos.
Kiri, Tuk y Lo'ak, lo celebraron muy animadamente, pero Neteyam, hizo una de esas miradas de desaprobación que tanto le gustaba hacer cuando me encontraba cerca de él, y sin decir nada, se acostó en su hamaca, que justo se encontraba al lado de la mía.

Si soy sincera, dormir en esa cosa era lo más incómodo del mundo. No paraba de tambalearse, y tu cuerpo se hundía en algunas zonas. Entre eso y que Lo'ak y Jaeb no pararon de hacer chistes malos, no conseguí pegar ojo más de 3 horas.

Por la mañana, desperté gracias a que el maravilloso Neteyam, volcó mi hamaca haciendo que me diese de bruces contra el suelo. Según él, lo hizo porque llevaba más de 10 minutos llamándome y yo no respondía.
Como dije, "según él", ya que puedo asegurar no haber oído su voz llamarme, y yo he sido entrenada por el campo militar, para detectar cualquier tipo de sonido sospecho mientras duermo y despertarme al instante para poder defenderme.

Después de huir con su arco de la choza como fugitivos, tratando de no despertar a los demás, él fue a otra choza en la cual me prohibió entrar. Habló con alguien que tenía voz de anciana y salió el lugar con otro arco, flechas y una rara montura de ikran.
Seguido de esto, nos dirigimos a la zona de ikranes, donde sorprendentemente me estaba esperando el azul con el que salvé a Jaeb.
Neteyam me mostró como colocar la montura y luego ambos partimos del lugar. He de reconocer que no tenía ni idea de adónde íbamos ni porqué lo estábamos haciendo tan temprano.
Cuando ambos ikranes aterrizaron, (aunque el mío lo hizo malamente ya que al ser novata en esto, no supe manejarlo bien y aterrizó con el culo en vez de con las patas.), este me llevó entre los árboles hasta un precioso claro de plantas y un pequeño estanque con piedras. En los troncos de los árboles, habían dibujados algunos círculos que simulaban ser dianas.

Nueva vida//NeteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora