Nueva vida//Neteyam

Capítulo 28: El perdón mas deseado.

                          NETEYAM

No entiendo que fue lo que me sucedió. Envuelto por la ira, mi cuerpo se movió involuntariamente, y lo pagué contra ella.
En el mismo instante en el que mi mano rozó su piel, sentí como toda mi dignidad desaparecía al haber golpeado a una mujer.
Algo en mi estómago se revolvió al ver su cabeza volteada hacia la izquierda, por mi culpa. Mi pecho, se contrajo hasta el punto de creer que me quedaba sin aire, y un sudor frío recorrió mi cuerpo entero.

Lentamente, Ley'ha colocó su mano sobre la mejilla, sin decir absolutamente nada.
El silencio a mi alrededor, se hizo abrumador. Ya no me sentía digno de ejercer el puesto que mi padre me había ofrecido, en vez de eso, me sentía tal y como ella me había llamado. Era alguien nauseabundo, y por ende, la vergüenza de este clan.

Alcé la mano para tocarla y así ver si estaba bien, pero esta retrocedió, pensando que iba a volver a golpearla. Poco a poco, fue girando su cabeza hacia mí, hasta acabar contemplándome dolorida.

Neteyam: - Ley'ha yo- traté de disculparme, pero esta me interrumpió.

Ley'ha: - ¿Ves? Tal y como te dije......tratas a todos como basura. - indicó, tratando de sonreír.

Era más que obvio que tenía ganas de llorar. Sus ojos se habían enrojecido y adoptado brillo.
Por muy raro que sonase, verla en ese estado, me hacía sentir fatal. Era como si hubieran roto una parte de mí, y luego hubieran tratado de coserla a mi cuerpo. Realmente, se sentía muy doloroso.

Ella, dio media vuelta y comenzó a caminar aceleradamente hacia el laboratorio. Traté de agarrarle del brazo antes de que se marchara, pero esta vez fallé y ella acabó marchándose.
La mirada de todos los del clan sobre mí era devastadora. No quería que me mirasen, solo deseaba dejar de ser el centro de atención por una vez.

Neteyam: - ¡¿Qué miráis?! ¡Todos seguir con lo que estabais! - exclamé, tratando de lograr que dejasen de mirarme.

Sin saber como actuar, me marché tras Ley'ha para tratar de ser perdonado.
Todo esto me sobrepasaba por completo. Desde muy pequeño, había tratado de actuar como los demás deseaban, sobresaliendo en todo lo que hacía. Me comporté así, solo por el deseo de algún día poder convertirme en un buen líder para mi pueblo. Pero ahora, no estaba muy seguro de si verdaderamente merecía ese cargo.
Durante estos últimos años, el poder y los halagos de la gente pudieron conmigo, transformándome en lo que en este momento me he dado cuenta que soy, alguien despreciable.
Tal vez, también podría culpar a la presión que siempre he sufrido por intentar no decepcionar a nadie. Pero lo que había hecho, no tenía excusas ni razones que lo respaldaran.

Abrí con fuerza la puerta del laboratorio, y entré en la sala de oxigenación. Luego, cuando sonó el pitido que me indicaba que la sala había recuperado todo el oxígeno perdido cuando yo entré, abrí la siguiente puerta y me extrañó no encontrar a quién buscaba. Sin embargo, si vi a Max, uno de los científicos de aquel lugar, el cual me saludó alegremente.

Max: - ¡Neteyam! - exclamó al verme. - ¿Qué tal estás, chico? - preguntó con amabilidad.

No estaba para formalidades, por lo que fui al grano con él.

Neteyam: - ¿Has visto a Ley'ha? - pregunté agitadamente.

Max: - ¿Ley'ha? - preguntó extrañado. - ¿Te refieres a ese avatar con ojos azules? - preguntó.

Neteyam: - Sí, sí, ella. - afirmé al instante.

Max: - Sí, entró muy afectada por algo y me preguntó si aquí teníamos hielos. - recordó. - Le dije que sí, y que fuera a buscarlos a la habitación de al lado. - mencionó. - Pero si vas a ir tras ella, coge un par de máscaras de oxígeno para ambos, ya que ella no ha cogido ninguna. - dijo.