Nueva vida//Neteyam

Capítulo 4: - ¡Soy azul!

No había pegado ojo en toda la noche, es decir, que no había conseguido conciliar el sueño. Tanto pensar en todas las posibles muertes que me esperaban por haber insultado a una de las mujeres más veneradas del clan, me había mantenido en vela. Es que, era imposible hacer nada para arreglarlo, porque según he oído hablar a los científicos, ellos se toman muy a pecho cualquier tipo de insulto a no ser que sea de broma entre amigos o el culpable se disculpe ante ellos. Y yo no era ni era su amiga, ni tampoco iba a ser capaz de encontrar a esos chicos para poder disculparme. En pocas palabras, tenía los días contados y me iba a morir.

Como no había dormido nada, no fue problema para mí el despertarme pronto. Nada más salir el sol, salté de mi cam y abrí mi enorme bolsa con el equipaje. Después de ver que la mayoría de ropa me quedaba pequeña por haber crecido en la cápsula, saqué una camiseta pegada negra y unos shorts militares. Me até mis zapatillas de confianza y recogí mi pelo en una coleta. Al ser este rizado, si lo llevaba suelto era muy incómodo y siempre me molestaba en los ojos, así que por eso siempre, siempre, siempre lo recogía en una coleta o moño. Aunque de todas formas habían algunos rizos que se escapaban y caían sobre mi rostro, por lo que tenía que acomodarlos detrás de mi oreja.

Miré mi reloj para ver que hora era y al ver que ya eran las 6 de la mañana, salí corriendo de la habitación y me dirigí al comedor, donde todos me estaban esperando. Al llegar, había un montón de científicos desayunando todo tipo de tostadas y cafés, pero yo simplemente agarré una manzana de uno de los puestos de fruta y un mini brik de leche. Caminé sin rumbo por unos minutos, hasta que encontré a mi grupo sentado en una mesa redonda. Todos habían llenado sus bandejas con comida, y cuando llegué con lo mío, me miraron como a una loca.

Samantha: - ¿Cómo puedes combinar leche con manzana? - preguntó asqueada. Su hermana, sentada a su lado, asintió igual de asqueada y abrió la boca para hablar.

Lisa: - Acabas de cometer una abominación de los desayunos. - indicó con burla.

Simplemente las ignoré, y me senté en el único hueco que quedaba libre. Al lado de Jaeb y Jay. Al sentarme, comí un bocado de mi manzana y contemplé los desayunos de los demás con interés. El que peor pinta tenía era el de Jaeb, porque había combinado huevos fritos con barritas de chocolate y zumo de sandía.

Jay: - Tu desayuno tampoco tiene tan mala pinta....- rompió el silencio, mientras me contemplaba.

Abrí la boca para responderle, pero apareció mi abuelo con una manzana mordida y nos saludó, interrumpiéndome.

Abuelo: - Buenos días, chicos. - nos saludó. Los chicos se miraron nerviosos en silencio, por lo que tuve que responder yo.

Ley'ha: - Buenos días, señor Bons. - le saludé. Instintivamente, todos levantaron sus manos como saludo y observaron la situación.

Abuelo: - Espero que hayáis descansado algo, porque el día de hoy va a ser muy agitado para vosotros. - indicó y dio otro bocado a su manzana. - Me temo que no vais a poder acabar vuestros desayunos, porque debemos marcharnos ya. - dijo y mordió su manzana. - Así que levantaos ya y seguidme hasta el laboratorio. - ordenó y dio media vuelta sin más.

Nos quedamos un poco confundidos porque apenas habíamos probado nuestros desayunos, pero al darnos cuenta de que se estaba marchando y que iba en serio con lo que decía, nos levantamos de un golpe y fuimos tras él. Este ni si quiera nos miró para comprobar que le seguíamos, simplemente mordía su manzana y caminaba a través de pasillos enrevesados, mientras saludaba a conocidos y compañeros. Antes de llegar al laboratorio, vi como Jaeb se tocaba el estómago con hambre y miraba el suelo con pena. Parecía un perrito al que le habían privado de su chuche favorita.