Capítulo 27 - Intervención 2

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Kham Lezanger Zrlaj

Después de que el huracán Arismierda pasara por Montemagno, la sociedad se sumió en dificultades económicas críticas. Incluso las estructuras del estilo de vida tradicional se tambalearon hasta los cimientos. Sin embargo, gracias a la perseverancia de Daniel Zethee, con años de trabajo, Montemagno se está levantando nuevamente, encaminado más fuerte que nunca.

Mi padre hizo acuerdos con casas zansvrikas distinguidas, familias con legado histórico que apoyaran su liderazgo. Así se formó una nueva cúpula con peso social y político que se consolida cada vez más. El resurgimiento va más allá de los aspectos financieros. Entre los muchos cambios, yo me he propuesto recuperar la riqueza cultural verdadera. Durante mucho tiempo, la tradición de la música anzenhandrika ha sido silenciada. Pero a mí me atrae de un modo especial, siento que es mi deber rescatar este patrimonio. Si los vampiros realmente tenemos un propósito, este es el mío: limpiar la inmundicia de la sociedad con ella.

Desde hace siglos, según mi opinión, la música tradicional zansvrika desempeña un papel equivocado. Los himnos se transmitieron por generaciones como una forma de honrar a los ancestros y a antiguos gobernantes, por lo que, si bien tenían un profundo significado para lo que Montemagno representa, al convertirla en el núcleo de rituales, y de ceremonias de trascendencia política, yo diría que carecen de expresión artística alguna.

Los Zethees son investidos al ritmo de estas melodías majestuosas, que realzan la trascendencia al crear un aura de autoridad. Son piezas musicales que acentúan la grandeza, y el esplendor de Montemagno, infundiendo tanto orgullo como pertenencia en el corazón de los vampiros con afinidad por el estilo de vida que el legado de Minervino ofrece. Pero en estos albores a nadie le importó realmente la magia de la música. Por eso yo quiero corregir la identidad cultural zansvrika. Honrar el valor artístico, concediéndole la grandeza negada a un esplendor que fue asfixiado por los egoístas conservadores. La música es una forma sagrada de expresión, y si nos otorga un vínculo con nuestros antepasados, que no sea entonces con aquellos que al menos a mí me dan vergüenza, incluso aborrecimiento.

Inspirada por la naturaleza, vampiros talentosos crearon melodías que reflejan no la majestuosidad de los reyes, sino la belleza del mundo. Estas composiciones llenas de misticismo en lugar de solemnidad, son los fundamentos de la música anzenhandrika. En ella he encontrado una forma de sanar. Está llena de emociones, de pasión, es capaz de adaptarse a las transformaciones sociales de Montemagno, aceptando nuevos estilos, pero siempre manteniendo la esencia que la caracteriza. Al rescatarla, busco ayudar a reconstruir la identidad vampírica de aquellos que, como yo, hayan sido condenados a esta naturaleza sintiendo que no pertenecen a ninguna parte.

Cuando era pequeño, me soñaba bailando con mi futura enamorada. En parte es culpa de mi madre y esos cuentos zansvrikos infantiles que solía leerme. Claro, yo era inocente, me atraía la fantasía de ser un príncipe destinado al romance fantasioso. Además, siempre me ha gustado la música, por eso imaginaba que bailaba con quién fuera que llegara a ser mi princesa y que la hacía sentir como la reina más especial. Ahora, años más tarde de esa etapa estúpida, he renunciado a las ideas tontas de estar en pareja. La razón: no puedo poner a nadie en peligro.

En la cronología de nuestra historia, han existido festivales macabros que maldicen nuestra naturaleza. Antaño, los vampiros celebraban festines donde las almas inocentes, en su mayoría mujeres, eran inmoladas. Mi propia madre casi pertenece a ese grupo. No me enorgullecen los actos de mi padre, más, supongo que dentro de lo que esta sociedad ha considerado durante siglos como normal, agradezco que él haya sido mejor que otros.

Si bien el festival de cadáveres no se ha vuelto a celebrar por motivos con los que tampoco estoy conforme, saco ventaja de que por lo pronto no se lleve a cabo. No es juego que quiero transformar la cultura zansvrika. Por desgracia, el asesinato masivo ha sido parte de las tradiciones, pero anhelo que las mujeres sean homenajeadas en lugar de torturadas y humilladas hasta la muerte. Por eso, y en virtud de la fuerte necesidad que nuestra actual sociedad tiene de recrearse, me las arreglé para levantar un festival de folclore zansvriko, dedicado puramente a la música anzenhandrika.

Herencia Roja  | Libro 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora