—¿Qué tipo de tareas? —pregunta Daniel.
—Perdón, gran Zethee, pero por ahora no puedo revelarlas.
—Te lo pregunto cómo padre.
—No es el momento de desvelarlo— insiste —No están preparados para comprenderlo.
—¡¿Y crees que eso me tranquiliza?!— ruge mi esposo, perdiendo la paciencia en un arrebato impulsivo. Es la primera vez que le habla a Dakota con ese tono feroz —Nadie, Dazha Zarém, nadie puede viajar entre líneas sin un dérvalo, y al plano de los muertos solo van los que dejan de existir en este mundo. Tan tranquilamente me dices que has estado ahí más de una vez. He confiado en ti creyendo que te mantendrías a distancia de los peligros que conllevan las prácticas esotéricas. ¿Qué pasa con tu cuerpo, con tu alma, y con tu espíritu cuando cruzas los límites?, ¿Se te ocurre imaginar todo lo que pienso que podría pasarte? Dices que esto viene de la herencia sivreugma— me señala sin dejar de verla —Ha habido momentos en los que tu madre ha perdido el dominio de su alto poder, que ha dejado de emanarlo. ¿Qué pasaría si por la razón que sea tu pierdes el control de tu proyección fuera de aquí? Supongo, espero, que si ocurre en cualquiera de las dimensiones que los dérvalos alcanzan regresarías de inmediato de la misma forma. Pero si pasa mientras estás en un plano en el que solo hay una manera de cruzar, y ninguna de salir...— se nota lo que le duele decirlo, tanto como a mí que no me gustaría ni escucharlo. Se toma una pausa —Mira lo que le pasó a Elizabeth.
—No es lo mismo en absoluto. Para empezar, soy yo quien decide como entrar, cómo salir, y cuándo. Jamás perderé potestad sobre mi capacidad.
—No me gusta tu arrogancia— interrumpe aumentando la tensión en el aire.
—Es convicción, y lidiarás con ella a menudo porque mi deber ahora hasta que entregues el trono es hacerte ver lo que tú no puedes, al igual que a mis hermanos mientras se preparan. No estarán de acuerdo con todas mis sugerencias, pero sin la aceptación de ellas tu descendencia no mantendrá la corona. Cuando le pediste a mi madre casarse contigo le ofreciste que el poder jamás pasaría a terceros, lo cumplirás con la ayuda de quién puede discernir los movimientos adecuados: yo, sangre de tu sangre, y en quién confiaste esta tarea desde el principio.
—¿Qué tiene que ver tu asesoría espiritual en la política con tus viajes astrales al más allá?
—Nada, pero mi servicio no se limita al campo político. En ese aspecto y en el campo espiritual de la dinastía leónica y la sociedad zansvrika como unidad, Montemagno recibirá todo lo que se espera de mí. Pero el servicio individual a cada vampiro demanda otras exigencias. Ya les expliqué que la primera vez que estuve en el mundo de los muertos fue para buscar un alma en específica, el resto de las visitas han sido para aprender, por interés personal. Mi abuela, papá, tu madre, ha compartido conmigo sus conocimientos. Ella quería, por cierto, que supieras que está orgullosa de ti, y que le satisface que no hayas repudiado las raíces que te atan a ella, aunque no la recuerdes.
—No quiero perderte —dice ya sin hostilidad.
—No lo harás. Confía en mi intuición, pues hago lo que hago guiada por ella. Sé quién soy. Sé a qué estoy destinada, pero no puedo decir más sin provocar un conflicto.
—¿Entre nosotros? —pregunto afligida —¿Por qué?
—¿Te volverás en contra nuestra? — cuestiona Daniel.
—Nunca. Sin embargo, tal como sentencian mis viajes naturales entre líneas, no entenderían manifestaciones de mayor complejidad hasta que hayan ocurrido eventos previos.
—Dakota— digo con súplica —Por favor no nos tortures. ¿Cómo puedes pretender que mantengamos la calma sabiendo que algo grande pasará?
—Están aturdidos y atemorizados de descubrir todo lo que implica que yo sea distinta. Como todo lo nuevo o diferente deben permitirse un período de adaptación, tener la paciencia para asimilar realidades.
—Esto de las prácticas zansnirastas ha llegado demasiado lejos— digo sintiendo que se repite la historia —Te está consumiendo. Te está cambiando.
—No, mamá. Esto es lo que soy porque me formé en tu vientre, y porque estando en él ambas recibimos una intoxicación que pudo matarme si tu naturaleza única en el mundo no me hubiera protegido. Un impulso cerebral tuyo se convierte en un arma destructiva. Uno de los míos lleva mi consciencia más allá de este mundo. Es casi el mismo principio básico, difiere en lo que impacta.
—¿Lo que dices que naciste para hacer tiene que ver con los viajes entre líneas? —pregunta su padre.
—No. Pero a través de ellos me conocí profundamente.
—Una vez empieza la obsesión por el propósito, el egocentrismo y la ambición consumen la personalidad— digo.
—Las aspiraciones de mi hermano Aris son sádicas. Los míos no están exentos de barbarie, tengo una comunión sana con mi naturaleza, pero mi crueldad la reservo para quién atente contra nosotros, nuestra familia y la casa del sol. Somos depredadores. Este concepto lo asumo no solo para definirme como futuro vampiro, sino como hija de reyes zansvrikos. Sed de sangre tendré para siempre. Satisfecha de poder estaré cuando perpetuarnos en él sea ya un hecho, y para eso los León tendrán que devorar lo que necesiten. No menos, pero tampoco más, como tanto sueña el señor de los cadáveres.
—Estoy de acuerdo— conviene Daniel, persuadido —Pero no sacrificando tu seguridad física, ni la integridad de tu alma.
—La naturaleza zansvrika es tenebrosa. No demoníaca, ciertamente, como los mal llamados vampiros oscuros, y digo mal llamados porque nosotros también tenemos mucha oscuridad, solo que no nos poseen espíritus malignos. No es por medio de un ente paranormal que viajo entre dimensiones, lo hago yo. Como te deslizas, como expones tus colmillos, es parte de ti y aunque un ser humano opinaría muy diferente, tienes fe en que eso no te condena, porque entiendes que la neoemia es una condición genética que le otorga esas facultades o funciones a tu cuerpo.
—¿A dónde quieres llegar? —desafío yo.
—Soy diferente— vuelve a decir —Cuando me convierta, no encajaré en el concepto de la neoemia, como nunca lo he hecho, como nunca tampoco he estado en el concepto humano. Ni un vampiro ni un humano pueden hacer nada de lo que soy capaz. Pero conforme ustedes entienden el zansvrikismo como condición, y aunque no exista un término para mi naturaleza porque soy la única, les pido tener presente que nada de lo que me distinga de ustedes tiene intervención de ningún tipo de criatura... al menos no mística. Porque el enemigo cazador sí tiene que ver mucho. Ellos son responsables al cincuenta por ciento de lo que soy, su envenenamiento detonó los cambios que me conforman. Si no hubieras estado expuesta a su químico—me mira a mí —Yo sería lo que los vampiros conocen como normal. Igual, si yo hubiera sido concebida por una hembra sin sangre sivreugma, el tóxico me habría aniquilado contigo.
—¿Crees que no lo sé? — dice Daniel —Como si no lo viera a diario en tus ojos.
—Habrá otras características físicas cuando deje lo que me queda de humanidad. Solo les pido, por favor, que dejen de temerme. Es irónico que sea mi propia familia la que tiene miedo de mí, Kham Lezanger, ustedes, pero los vampiros que acuden a mí por su voluntad me tienen confianza.
—¡Ellos no se preocupan por ti!— critico.
—Sí lo hacen— cierra los ojos un momento, asiente con amor —Ustedes mismos lo han de comprobar. No piensen que los juzgo. Es que los necesito conmigo. Por favor sean los primeros en confiar en mí si en algún punto otros me señalan peligrosa como a tantos sivreugmos alguna vez, incluso reciente.
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Herencia Roja | Libro 13
VampiriContinuación cronológica de Reverdecer Vampírico - Saga Crónicas Zansvrikas ♥ Sinopsis: La dinastía León se fortalece. Un nuevo comienzo emerge de las ruinas, soplan vientos buenos de transformación. Sombras del pasado regresan como peligrosas amena...