Capítulo 30

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Mi día empezó en la playa, con el viento arrastrando el olor a sal, y mis pies enterrados en arena fría de brillante amarillo. La temperatura tan baja del agua no le permitía a las personas darse un baño, pero varios grupos compartían frente al océano. A pocos metros de donde me relajaba yo, tres mujeres jóvenes intentaban conversar con un chico sin que las risas inquietas de cada una terminaran espantándolo. No lo conocían. Él solo pasó por allí, las saludó atrevido, y se tumbó de lado frente a las tres para hablar de cualquier cosa. Era Anleid Krlaj. Pronto él invitaría a dar un paseo a solas a la que demostrara interés más impaciente. La llevaría a una de las cuevas o a uno de los senderos solitarios, sus ojos hipnóticos provocarían a la presa, la necesidad sexual de ella confundiría su propio sistema nervioso. Cuando él la acariciara, en medio del deleite y la excitación no notaría que la ha herido. Ella creería que él chupa su piel, en realidad estaría bebiendo el tibio elixir carmesí que brotaría del corte. Él sería delicado. Ella sentiría un ardor tenue pero embriagador que solo aumentaría el nivel de placer, estimulándola como ninguna otra cosa en el mundo...

Me levanté para caminar sobre la arena mojada a lo largo de la orilla mientras mi hijo ya se alejaba con aquella de la que habrá de tomar. Recogí algunas pequeñas piedras curiosas.

Es así como hasta hoy Leohark caza. A Arcángel, por su lado, le encanta beberse ciudadanos irritantes. Allá donde mi sobrino va suele estudiar el comportamiento de los que habiten el sector. Si determina que alguien en particular fastidia mucho, lo visita a mitad de la noche, le deja claro el motivo por el que va a morir, y lo deja seco. La mayoría de sus presas son personas que ponen demasiado alto el volumen de la música. Gabriel, quién ya también es todo un hombre, tiene un fetiche muy específico. Su pasión es beber de mujeres, a su gusto hermosas, que hayan tenido algún accidente aparatoso, bien sea que estén recién muertas, o que sigan vivas. Para la primera categoría, si no llega al lugar del siniestro antes que los curiosos y las autoridades, se cuela en la morgue. Si todavía respiran, varían los escenarios. Muchas veces toma, luego hace una llamada anónima a urgencias. Otras veces la presa está muy débil y la intervención de mi sobrino termina empujándolas al más allá. Ahora, si él no llega a tiempo tras el choque, y los paramédicos limpian a la chica en el hospital o en la ambulancia, ya sin sangre encima no le resulta atractiva en absoluto.

Cuando Alejandro me alcanzó en nuestro punto de encuentro posterior a su cacería, regresamos acortando camino a través de las montañas. Ninguna distancia entre las playas y el bosque virgen que protege a Montemagno es larga para los vampiros, que podemos escalar picos como si fueran lomas y cruzar amplios lagos en pocos minutos. Leo tiene una excelente condición física para correr. Lo que le costó dominar fue la lucha cuerpo a cuerpo. En los entrenamientos de formación se frustró mucho, sobre todo porque Daniel lo obligó a aprender a defenderse muy bien con sus manos antes de enseñarle a usar armas.

—¡Gánate el cuchillo! —le exigía cada vez que Leohark se movía torpemente, fracasando en el ataque a pesar de que daba todo de sí.

Las jornadas intentando vencer a un oponente que lo superaba se prolongaban hasta que la impotencia de mi hijo se convertía en coraje. La rabia lo cegaba, llevándolo a desenfocarse aún más. Con mi ayuda consiguió canalizarla en seguridad y concentración, yo le tuve más paciencia que mi esposo, fue cuando eligió entrenar conmigo.

Llegados a la casa del sol, tuvimos problemas para pasar a nuestros propios aposentos. Para reforzar la seguridad, no solo conservamos los puntos de vigilancia estándares alrededor del palacio, sino que también se incorporaron nuevos en los accesos hacia nuestras estancias y salas familiares comunes, ¡Además de modernizarlos! Con la instalación de cámaras de vídeo. Aquella noche, por razones que desconozco, Gabriel estaba controlando la entrada hacia las estancias privadas. Ya se me hacía raro que no se abriera la puerta. Esta es una aleación con materiales resistentes a la fuerza de los vampiros, redonda, robusta. Casi me preocupé, hasta que la voz de mi sobrino se oyó a través de los parlantes.

Herencia Roja  | Libro 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora