Herencia Roja | Libro 13

Capítulo 61

Diego

Llego al gran panteón zansvriko guiado por los gritos de Alyssa en los que le suplica a Alessio detenerse. Mi hijo menor es muy inquieto y revoltoso, no sé con lo que voy a encontrarme. Desde hace rato que a él lo escucho reírse y a ella implorar ansiosa, pero solo ahora puedo deslizarme hacia ellos para averiguar lo que ocurre.

—No lo pude controlar —me dice Aly, su tono es una queja y a la vez una advertencia.

Le beso la frente, sigo de largo hacia donde está Alessio. A él lo encuentro bañado en tierra, cavando con pala una tumba situada a los pies de un monumento funerario. La estatua está sentada en un banco de piedra, la lápida reza "Kastel Vuno"

—Miguel Angelo dijo que aquí está enterrado el cuerpo que él tuvo en otra vida— anuncia Ale, emocionado en cuánto me ve —¡Ayúdame a sacarlo!, ¡Quiero verlo con mis propios ojos!

El agujero que ha hecho lleva poca profundidad, meto media pierna en él para alcanzar al niño y cargarlo fuera de allí.

—¡NOOOO! —se retuerce inútilmente mientras lo sostengo de la camisa como si esta fuera una malla de naranjas —¡Estoy tan cerca!, ¡Ya casi llego a su ataúd!

—Cálmate— lo sacudo —Mira lo que te encargué.

Su atención se concentra en mi mano libre, del bolsillo me saco algo que lo hace gritar con euforia, me lo arranca para ponérselo sobre los dientes.

—Ten mucho cuidado, podrías cortarte — lo suelto al suelo, en seguida me gruñe.

—¿Estás seguro de que es una buena idea? —pregunta Aly, corriendo despeinada tras los dos.

—Lo entretendrá.

Lo que le di es una dentadura de acero que mandé a fabricar a su medida. No pierde tiempo en probarla conmigo.

—Suéltame —ordeno, apartando el brazo lo bastante rápido como para que solo alcance a morder el gabán que me viste —¡Hey!— se ríe, pero lejos de ceder aferra más la mandíbula —¡Basta!

Se me enrosca entre las piernas, obligándome a agarrarlo. Aprovecha el movimiento para clavar los falsos colmillos justo por encima de mis codos.

—¡Mierda!

Intento sacármelo empujándole la cabeza hacia atrás, agarra fuerza con el empuje y me muerde el otro brazo casi a la misma altura, siento el rasguño en mis músculos. Alyssa se apresura a hacerle cosquillas por todas partes, eso hace que mi hijo me suelte de una vez por todas.

—¿Por qué le das algo tan peligroso?

—No lo habría apreciado si el filo no cortara vampiros, lo que no esperaba es que me mordiera a mí.

Levanto las mangas de mi gabán, me preocupa que haya arañado mis tatuajes. Tengo un colibrí en un brazo y una mariposa en el otro, representan a Elizabeth y a Alyssa respectivamente. Ambos están bien.

Aly me mira sin dejar de tallar a nuestro hijo que continúa riendo, ella se nota cansada.

—Tómate unas horas a solas —sugiero —Date una ducha relajante, duerme. Le pediré a Athir que cuide a Alessio esta noche, para que estemos juntos solo tú y yo.

La energía de Ale la supera. Él es muy absorbente. En raras ocasiones ella se queja de forma audible, pero su agotamiento es notorio. Además, Alessio tiene un espíritu compatible con el estilo zansvriko, lo que le dificulta a ella la tarea como madre humana que es, y choca con su perspectiva.