Capítulo 47

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Leohark Anleid Krlaj

De niño lo que más me emocionó de la mudanza a Montemagno fue la idea de hacer míos todos los conocimientos de la biblioteca. Soberbia como solo esta puede ser, representaba para mí la ilusión más grande, pues sus pasillos llenos de libros de todas las ciencias eran la promesa de satisfacción para las interrogantes que se me ocurrían en relación a cualquier campo posible.

El acecho de mi madre sobre mí para que el material que yo consumía no distorsionara la idea que me estaba formando sobre el funcionamiento del mundo solo condicionaba algunas de las ramas zansvrikas, especialmente las asociadas a la filosofía, pero mi interés generalizado por todo cuánto pudiera descubrir no me daba tiempo de lamentarme por lo que me era restringido. Tenía demasiado qué atender al aprender mucho más de historia, arte, ingeniería, lenguaje, cultura. Y a medida que mi cuerpo y mente fueron creciendo, lo que empecé a cuestionarme fue por que, teniendo una bóveda tan valiosa de conocimientos infinitos, la casa del sol se inclinaba por permitir que los vampiros se formaran en la educación humana, y que solo después de obtener con ellos un estudio básico complementaran su formación con especializaciones. Me pareció un absoluto desperdicio. Podía entenderlo en casos en los que los vampiros hubieran optado por llevar una vida que requiriera el uso de títulos avalados por el ministerio de educación humano, o en casos como el de mi prima Aevë, que necesitaba mezclarse entre ellos, pero aquellos que brindasen servicio directo a Montemagno no deberían tener necesidad de asistir a institutos donde no aprenderían ni la mitad de lo que se les podría enseñar aquí.

Con esta preocupación en mente, y como una señal del destino, mi madre me contó sobre una vieja fantasía suya por fundar un colegio zansvriko. Aunque ella lo sopesó para regular el traspaso de información a las mentes en desarrollo, a mí me pareció una idea con potencial. Diseñé una propuesta formal que presentarle al Zethee. A mi juicio no tenía sentido exigirles a los futuros genios brillantes de Montemagno una preparación en facultades humanas, para que solo después de profesionalizarse accedieran a nuestros tutores académicos. El tiempo que invertían cursando ramas básicas bien podría ser mejor aprovechado aquí, donde se instruirían de manera integral desde su juventud y aportarían más a la sociedad zansvrika, porque estarían mejores preparados, y se fomentaría un interés superior por la extensa variedad de disciplinas. Esto, a futuro, fortalecería la gloria de la sociedad.

Para la descendencia de un rey los estudios zansvrikos son una obligación si se quiere ser partícipes de los asuntos del trono, pero más que una responsabilidad, el aprendizaje es un privilegio que compartido beneficia la calidad profesional, y siembra estima fervoroso por nuestras tradiciones, generando un desarrollo cultural más rico, creando mayor número de perspectivas científicas. La propuesta que le hice a mi padre fue la de diseñar planes de estudios adaptados a las distintas etapas en las que un vampiro se pueda encontrar. Que, incluso quiénes tuvieran crías al día de hoy, podían dejar a cargo de la casa del sol su educación y así impulsar la identidad zansvrika junto con su desarrollo. El Zethee estuvo de acuerdo, satisfecho de que el plan induciría lealtad entre los involucrados. Me brindó los recursos para reunir a los maestros que se convertirían en los nuevos tutores de este proyecto, y así nació la primera escuela zansvrika, en donde además participa mi hermana también.

Dakota y yo tenemos una relación estrecha. Ambos compartimos amor y respeto por el legado zansvriko y la naturaleza que nos conforma. Ella cuenta con una mente más organizada que la mía, ya que a mí me gusta abarcar un repertorio de especialidades, mientras que ella se centra en las pocas, pero relevantes áreas que despiertan su interés. Es cierto que dedicarle solo una parte de mi atención a muchos asuntos pone obstáculos para especializarme. Mientras yo siempre he querido saber de todo un poco, ella quiere saberlo todo de aquello que verdaderamente la entusiasma.

Herencia Roja  | Libro 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora