Capítulo 53

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Mary Gabrielle

He cambiado de opinión tantas veces que yo misma estoy mareada ya. Los estudiantes que se graduarán en la promoción inmediata han estado organizando distintas fiestas de pregrado para recaudar fondos, la de esta noche es especial no solo porque han decidido hacerla temática, sino porque han involucrado estudiantes de todos los años en todas las carreras. Es por mucho la fiesta más grande y más pretenciosa, al grado que han preparado la elección de una madrina y un padrino que esté fuera del protocolo regular, ya que estos suelen ser profesores destacados, pero de manera paralela y casi a modo de parodia, acordaron seleccionar una pareja ganadora entre los niveles de relevo, que se comprometerán a hacer de las fiestas de sus respectivos grados un espectáculo a la altura de su predecesor.

Yo no soy una persona extrovertida. Mis propios deseos me confunden, pues sí puedo soñar o imaginarme siendo el centro de atención, pero si algo medianamente parecido ocurre en la realidad, la ansiedad y los nervios me superan.

Durante la secundaria, después de una enorme celebración que me regaló mi papá y en la que terminaron asistiendo personas que ni siquiera conocía de mi colegio, creé una fama que no disfruté en absoluto. Chicos mayores de los últimos años de curso me buscaban para invitarme a salir. Las chicas me acosaban queriendo intentar un contacto con mi hermano Arcángel. Muchos asistentes hicieron cosas indebidas, y todos me señalaban avisando que aquellas locuras se habían dado en mi fiesta. Entrando a la universidad me alegré de dejar atrás esa imagen popular, aunque pasar del todo desapercibida es complicado, no digo esto por creída, pero tengo un rostro que capta miradas. Pese a que mi papá lo niegue, yo estoy segura de que soy bonita porque algo de vampiro debo tener.

Fue muy raro cuando lo supe. Al principio tuve miedo, una parte de mí llegó a considerar que él era maligno, pero la buena disposición de mi mamá me reconcilió con esa otra parte que anhelaba seguir teniendo a mi papá en mi vida. Así empecé a ver esto como una maravilla increíble en lugar de una desgracia, y me sentí respaldada como nunca antes. Saber además que la mitad de mi familia son gente importante me llena de un tipo de orgullo del que si bien no puedo presumir, me alegra en el fondo.

Ahora que conozco este secreto, creo que a mi media hermana Mary Angelle, se le nota en el porte que lleva sangre real. Es tan bella, tan decidida. La he admirado siempre. Me gustaría tener su personalidad y carácter. Apuesto a que ella no tendría las dudas que hoy tengo yo, que me voy dando cuenta lo mala idea que fue venir. Mi clase me presionó para aceptar que votaran por mí como su candidata a madrina. Terminé cooperando porque pensé que no habría tanto problema si seríamos muchas, pero los días previos a la fiesta fueron acortando la lista por medio de votos de descarte, reduciendo las opciones a solo una representante por carrera. Me eligieron a mí. Al saberlo fue la primera vez que me arrepentí de permitirlo, la segunda vez fue cuando descubrí quién sería el candidato varón para nuestra especialidad, un chico hermoso con el que jamás he cruzado palabra, pero que despierta gusto en muchas, incluyéndome.

Él me adelanta quizás por unos cuatro semestres. Lo conocí en la sala de informática, yo estaba sentada frente a la computadora, sus ojos era lo único que podía ver sobre el monitor, me parecieron preciosos. Me avergoncé cuando unos minutos después me di cuenta que no había dejado de mirarlo y él ya se había dado cuenta. Me enteré de su nombre junto con la noticia de que representaría la especialización conmigo, se llama Gael Romano. Al momento me ilusioné mucho. No tenía esperanzas de llegar a tener nada con él, pero me entusiasmaba la idea de poder hacernos fotos los dos. Estarían completamente justificadas, y sería un lindo recuerdo que guardar de por vida. Le conté todo a mi mamá, quién en seguida se dedicó a ayudarme a preparar el atuendo.

Con el paso de los días la emoción se me fue porque empezaron a amenazarme. No estoy cien por ciento segura de quién está detrás, pero sospecho que se trata de Irene, quién se cree dueña de la sede, y de quién dicen los chismes que ha estado tras Gael desde que compartieron una cátedra. Pero no es solo por esto que lo pienso, sino porque desde mucho antes del asunto de las votaciones, y a pesar de que yo nunca he hecho nada para competir con ella, parece que le molesta que yo llame la atención. En una ocasión un chico se sentó frente a mí en la cafetería, y de pronto la mesa estaba llena de muchachos que si bien yo jamás había visto, se mostraban interesados en conocerme, muchachos que momentos antes habían estado en la mesa de ella, que de repente quedaba sola. Después de eso, cada vez que nos cruzamos por los pasillos escucho críticas sobre mí que ella les dice a sus amigas. Comentarios fuera de lugar como que yo era una recién llegada que no merecía ese trato de los populares.

Herencia Roja  | Libro 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora