Capítulo 33

20 1 0
                                    

Daniel y yo viajamos juntos entre líneas para conocer a Ángel. Diego nos facilitó mucho las cosas, no solo por lo básico como lo fue compartirnos todo lo que sabía acerca de ella, sino además permitiéndonos hacer uso de los bienes que él se aseguró de dejar en caso de que se necesitaran.

Los bosques en los que en nuestro mundo se erige la casa León, en aquel plano paralelo es naturaleza virgen. Mi nieta nació y creció en la ciudad más cercana a ellos. Durante el tiempo en que mi hermano hizo familia con Alyssa, adquirieron una residencia en la misma zona urbana. Él nos entregó las llaves para que mi esposo y yo nos alojáramos allí, donde también había dinero, un vehículo, y documentos de identidad. A Ángel la buscamos inmediatamente. Las primeras veces la vimos a distancia porque no habíamos planeado el motivo por el que pudiéramos acercarnos. Es que yo no podía conformarme con volverme su amiga sin decirle la verdad, pero si no salía bien, si ella no me aceptaba, al haber involucrado a Diego bajo el supuesto de que nos presentase, le arrebataría a él la ventaja de estar cerca suyo. Por eso decidí intentarlo por cuenta propia, en primer lugar solo yo.

La mitad de su olor natural era el mismo de Aris. Fue muy difícil resistirme a no abrazarla cuando la vi. La primera imagen que tuve de ella en persona fue en una mesa de un centro comercial, donde pasaba el rato, leyendo un libro de vampiros. ¿Qué tanta coincidencia cruel se requería para eso? En ese momento quise ir a comprar una copia de la novela, solo para saber de qué iba la historia y tener una excusa para sentarme a hablar... Y confieso que, aunque no ese instante, de todos modos lo hice. Su entusiasmo por el tema estableció un camino entre nosotras, que yo emprendí cuando en los días siguientes, la seguí hasta un evento de cómics. Esas convenciones existen a fin de unir gente con aficiones en común, y yo ya manejaba suficiente información de las suyas.

No me gustaría quedar como que me inventé una personalidad falsa, pero por más similares que sean nuestros planos, el sub mundo zansvriko al que yo pertenezco, y como pertenezco, no me permite explorar a plenitud de todo lo que el arte, el cine, o la literatura tiene para ofrecer. Supongo que no he vivido debajo de una piedra, sé más o menos de moda. Mi recámara personal de trastes está lleno de libros y cintas que compré en ataques de despilfarro, pero han sido pocos los que he tenido ocasión de disfrutar. Creo que lo que he contado hasta aquí justifica la necesidad que tuve de construir un primer puente entre las dos. Por lo demás me mostré como soy, sin miedo de exponer mis colmillos, similar a muchos otros con sus dientes puntiagudos de resina, y vistiendo un traje especial, digno de Montemagno. Mi ángel llevaba puesto unos aretes negros, metálicos, con forma de telaraña, y una tarántula roja, pero en la oreja derecha una pluma, tal como yo las solía lucir. Llamé la atención de muchos, pero la de ella era la única que me interesaba. Me le crucé tantas veces como pude. Cuando la noté descansando de la multitud, me senté a su lado, y me valí del estampado de su camisa, haciéndole un comentario sobre la frase que le cruzaba el pecho, un extracto de un libro vampírico de culto... dudo que hubiera notado que mi entusiasmo por hablarle no era por el tema en sí... pero fue una forma maravillosa de conseguir que supiera que existo.

Ojalá yo tuviera un mejor control de mis impulsos. Quizás de haber tenido más paciencia como sugirió Diego, no habría arruinado la relación que empezaba a florecer entre nosotras, pero muy poco tiempo después, luego de un par de encuentros que surgieron a raíz de esa primera conversación, no pude soportar seguir inventando mentiras. Así que le dije lo más importante: Que me le acerqué porque tenemos a alguien en común. El nombre que pronuncie es el que ella conoce de Aris, la identidad que él adoptó para joder en su mundo. Su sola mención bastó para que ni siquiera me permitiera explicarle nada más. Me dejó claro que Adrián le había hecho pasar por cosas horribles... que nada de lo que pudiera venir de él sería bueno, mucho menos parientes.

Y sí, en gran parte tiene toda la razón. Pero eso no hacía que ella perdiera el derecho de conocer sus orígenes, de saber quiénes somos, de entender de dónde le viene esa pasión inexplicable y fervorosa hacia lo que hasta ahora pensaba que era ficción. Porque tal y como ella misma me lo dijo, entre historias en pantalla y en papel, en canciones y arte en general, en la oscuridad encontró vampiros. Ignorando el legado del que es dueña, y con el que habría de llenar los vacíos que ninguna leyenda explica. Ángel Krysna, princesa zansvrika, sangre de mi sangre, si no estuve antes junto a ti es porque ambas somos víctimas del mismo traidor. Pero su vileza no empaña el amor que te tengo. Conforme sé que los demonios de Aris son solo suyos, espero que también tú llegues a estar dispuesta a conocerme a mí. Aunque yo sí le haya heredado a él mi perversidad, sería incapaz de hacerte daño. Reconozco sí, que entre las dos yo soy la peligrosa. No por descontrol de mi naturaleza, sino por el mundo macabro del que soy parte y del que ninguno de nosotros ha podido escapar... quizás... quizás excepto tú... que al vivir como lo haces podrías tener el privilegio de no sufrir esta locura. Creo que nuestra dinastía aquí se está volviendo lo suficientemente fuerte. Pero si algo fallara, si la sociedad zansvrika, los cazadores, o conspiradores nos extinguieran ahora o en el futuro, tú tendrías la oportunidad de sobrevivir. Hay mucho en juego. Pero tú seguirías adelante más allá de sus resultados.

Herencia Roja  | Libro 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora