Capítulo 67

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—La Krasny debería descansar —insiste Mikael caminando junto a mí que me apresuro a encontrar a mis hermanos.

—No es una sugerencia que debería darme mi escolta, sino, en todo caso si se atreven, las damas a mi servicio.

—No lo harán porque saben que no le gusta que interrumpan sus pensamientos.

—Ni que critiquen mis horarios o crean que pueden organizar mi tiempo mejor de lo que lo hago yo— sigo a pasos ágiles —¿Debería exigir que cambien también a mi guardia, como hice con las que no lo entendían?

—Mi fidelidad para con mi servicio me empuja más allá de lo que dicta el deber. Por eso no sólo me preocupo de su seguridad, sino de su integridad en todos los niveles, incluyendo los que involucra el reposo— se apura a decir ahora que estoy por entrar al salón.

Me detengo frente a la puerta, que está cerrada, pero de todos modos la bloqueo con mi cuerpo.

—Sirves bien más allá del deber— reconozco mirándolo a los ojos —Lo tengo muy presente. Tu fuerza me es útil para mis rituales sagrados, pero cuando se trata de protección, incluso de defensa, soy yo quien te cuida a ti.

La reacción involuntaria que intenta evitar se hace evidente en su mirada y la impresión que demuestra me resulta agradable. Le dedico una sonrisa que siendo genuina la manipulo hasta la seducción, porque quiero que se embelese y así no insista en entrar conmigo. Su expresión, pese a efímera es suficiente para delatar lo que le he hecho sentir. Aprovecho su instante de contrariedad para entrar al salón sola.

Del otro lado, el eco que genera la puerta al cerrarse a mis espaldas retumba hasta el techo abovedado entre las paredes rústicas de piedra. Kham y Leohark me dedican su atención curiosa e impaciente, despojados del placer de la celebración y sentados en torno a una robusta mesa de plata.

—Hoy es fecha de festejo —se queja el zrlaj —Ni siquiera mi papá con su obsesión por el trabajo ha querido ocuparse hoy de ningún asunto, pero tú nos haces venir aquí.

—Él tiene una única obsesión dominante que cada vez opaca más a las demás. Mientras aumenta su dedicación a ella, disminuye la que le da al trono. Esta todavía no se agota por completo, pero lo hará, y quedará en manos de ustedes mantener el control absoluto de la casa del sol. Este festival de cadáveres será un éxito, los vampiros lo reconocerán como el mejor sobre sus precedentes, y una sociedad satisfecha es básica. Sin embargo, no es lo único que estará entre sus responsabilidades. Ambos deben ir un paso adelante de las necesidades de mi padre. Estar preparados para cuando él finalmente ceda a la prioridad que lo tiene cautivo: el amor por su esposa.

—¿Y es justo? —insiste Kham.

—Sí. Después de su servicio brindado, y su brillante desempeño como Zethee, es justo que cumpla con su ambición de vivir entregado a su mujer. Mi amor, admiración, lealtad, y respeto por él y mi madre duplica el peso de mi valoración. Por eso estoy aquí, para reforzarla también en ustedes: el nuevo centro de la sociedad zansvrika en torno al cual girará el futuro.

—¿Crees que decida darnos la sucesión pronto? —pregunta Leohark con las cejas juntas, sacando conclusiones personales sobre mi reavivado llamado a la acción.

—En cuánto asuma que son dignos.

—O cuando se aburra definitivamente —añade Lezanger con crítica.

—Aun así, no basta con esperar a que él decida descansar, desde ya deben demostrar que están listos para asumir las funciones con el mismo desempeño y determinación suya. Si le demuestran que Montemagno estará en buenas manos le estarán dando la libertad que tanto anhela.

Herencia Roja  | Libro 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora