Capítulo 70

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El conflicto principal que respira sobre la inauguración del festival no involucra a los descendientes de la corte, quiénes se mantienen en un curioso silencio luego de las investiduras. Así, las quejas vienen de los vampiros que esperaban reunirse con mi Krasny, a lo que ella ya no puede responder desde la revocación del permiso para las prácticas zansnirastas. Me gustaría decir que esto no ha generado un distanciamiento entre ella y yo, pero aunque ella no me demuestre rencor por mi decisión, ni resentimientos, sé que le duele la limitación que le impuse. La amo. No me gusta hacerla sentir así, pero su inesperada imprudencia no me deja alternativa. Los vampiros que pierden el beneficio de su ayuda son un daño colateral, ya encontrarán consuelo con quién vaya a encargarse del sacerdocio zansvriko que por ahora queda vacío. Una pena, porque el servicio espiritual había sido ofrecido para este año.

Para reconciliarme con mi hija la he complacido en su deseo de conocer en persona al tal Salvatore, un humano flaco al que tengo vigilado desde su llegada, porque no permitiré que se me escabulla. Parece demasiado ansioso por impresionar a mi hija. Aún no les concedo el placer de encontrarse. Permitiré su reunión después de los actos de apertura, hasta entonces deberé seguir tolerando la tristeza en los ojos de ella, sé que soy el culpable, pero no puedo concentrarme en eso ahora.

Sentados en el palco principal, mi familia y yo ocupamos cada uno un lugar de acuerdo a la posición jerárquica en la dinastía. El arco de piedra sobre nosotros que durante toda la historia de Montemagno rezaba "Abor et, Assa Zethe", ahora dice ""Abor et, Assa Lunha León". El coro se urcantiles se desvanece para cederle espacio al orador del acto.

—Poderoso seas Zethee, poderoso siempre— habla en nuestra lengua —Solicitamos permiso para celebrar el Festival de Cadáveres. Nuestras tradiciones honren eternamente la progenie zansvrika, la dinastía leónica, y tu consenso traiga júbilo. Leales somos a ti. Entréganos, oh insigne, la venia que traerá diversión a tu gente, pues ya tus manos han restaurado las costumbres como en tiempos de gloria. Por esto te sonríen los antiguos. Por eso tu casa te ha preparado las dádivas, que superarán cualquier sacrificio.

—Concedido.

—¡Tuya sea la victoria en todas las batallas!

De inmediato retumban una serie de tambores y se alzan voces femeninas con gritos de júbilo mientras una voz masculina recita una canción rápidamente con cierto adorno en la voz. La letra exalta a los héroes zansvrikos de la historia y les dedican honores en el festival que comienza. En cuánto su intervención termina, un grupo de danzas ingresa a la arena. Lo conforman solo hembras, llevan vestidos negros largos que imitan un tejido de arañas, tienen una capa de cola que arrastra, y el vestido de pura malla delgada unida por pequeños puntos parece tejida en sus pieles.

Solía recrearme con la belleza de toda mujer que participara en los bailes zanvrikos de cualquier índole. Hoy ya ninguna me llama la atención. La única que captura mi interés es la diosa que tengo a mi lado. Su deliciosa figura de botella está exquisitamente cubierto de un vestido rojo sangre que sin duda le arrancaré con los dientes. Es ajustado, vaporoso, la hace ver como si el elixir carmesí se estuviera escurriendo por su cuerpo, provocándome. La forma en que destacan sus tetas es una tentación, así como las costuras que delimitan sus muslos, el lugar justo en el que quisiera meterme. Me pierdo en el pensamiento hasta que me sorprende mirándola. Disimula su sonrisa llevándose a la boca una copa que desata una erección por la envidia que mi polla siente del cristal.

El desfile que presenta a los manifestantes anzenhandrikos despierta pasiones entre los presentes, quiénes vitorean el espectáculo y los deja con hambre de más, demostrando de antemano que el teatro estará lleno en los próximos días. Los vampiros agradecen la antesala clamando por mí.

—¡Zethee!, ¡Zethee!, ¡Zethee!

Me incorporo con la mano extendida hacia Kham Lezanger, reconociendo su responsabilidad en el éxito de esta presentación, lo que hace que las alabanzas cambien.

Herencia Roja  | Libro 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora