Capítulo 11: Orden

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Regreso a mi despacho, no puedo creer que no pueda superar una crisis en el trabajo sin sexo. Lamentablemente para mí, parece ser que Chan no ha tenido resultados en su búsqueda, y tal vez deba olvidar el asunto.

Estoy en una situación en la que debo buscar a Jennie, sé que quizás me arrepienta, pero este jodido estrés no ayuda en absoluto.

Tecleo un mensaje: "Hey ¿Estás libre hoy?"

Espero respuesta y cierro los ojos reclinándome en mi silla, necesito distraerme de todo esto, quizás deba ir más seguido a practicar boxeo con Chan, aumentar mis rutinas de ejercicios para liberar algo de tensión, no todo podrá ser sexo, Jennie no estaría para toda la vida y no deseaba tampoco una relación.

Recibo una respuesta al instante: "Lo siento cariño, pero estoy fuera del país, por asuntos de trabajo, volveré en unas semanas. Te llamo entonces"

- Maldición - el trabajo siempre ha servido para despejarme de mi vida personal y ahora parece ser todo al revés.

Odiaba tener que salir a conocer mujeres para satisfacerme, el último intento con Hyunjin terminó por reforzarme lo difícil que era encontrar a alguien que me pareciera interesante para tener una relación adulta que no exigiera más compromiso de ninguna de las partes, con los años la única que lo comprendía era Jennie.

Unos ligeros toques en la puerta me distraen de mis pensamientos.

- Adelante - ordeno con cuidado el contrato con el proveedor, con todas las notas, a la espera de que la señora Sung encontrara la documentación faltante para iniciar nuestra acción legal de ser requerido.

- ¿Dónde le dejo esto Señor? - una voz tímida llama mi atención.

Levanto el rostro observando a la señorita Kim con una bandeja en sus manos. No soy consciente de cómo la estaba mirando hasta que el rubor en sus mejillas fue muy notorio hasta para ella que parecía avergonzada, lucía adorable. Sentí cómo mi ropa interior comenzaba a ser un poco estrecha.

- No tenía que molestarse - digo concentrándome en su apariencia, agradecía estar cubierto por mi escritorio, ya que no puede notar nada, así que soy libre de fantasear.

- No es molestia, ya que fue a la cocina por un café y salió sin él - se acerca por el costado y deja la bandeja encima de mi escritorio - todos están muy ocupados, sobre todo la señora Sung buscando archivos desde la bodega - sigo sus movimientos mientras acomoda todo - así que pensé en cómo podría ayudar.

- Muchas gracias señorita Kim - le digo, apreciando su figura más de cerca, ella sonríe y se forman unos hermosos hoyuelos en sus mejillas.

Por acto reflejo me levanto, quedando frente a frente, sin importarme que note la erección que tengo desde que la vi hace un rato. Ella parece sorprendida por mi acción pero no me aparta la mirada, siento la tensión recorrer mi cuerpo, a cada segundo mi sangre fluye por todo mi cuerpo, centrándose en mi miembro que ruega por atención, tenerla de frente y notar cómo su respiración se acelera levemente, me hacen estar seguro que no soy el único que está afectado.

Me siento atraído como un imán, ignorando la cordura que me rige, dejándome llevar por el instinto.

- ¿Me permite? - susurro midiendo su reacción.

- Y-yo... yo creo... - su voz es un suspiro y fantaseo en cómo se escucharía mientras me entierro en su cuerpo, pidiéndome más.

Traga fuerte y caigo en cuenta que estamos en la oficina y que fácilmente esto podría ser acoso.

Extiendo mi mano y con mi pulgar acaricio su mejilla, el tacto de su pálida piel se siente como terciopelo, dios es hermosa y muy suave. Aparto mi mano a regañadientes, tengo que contener mis ganas de probar esos labios como sea. Carraspeo de frustración.

Limbo - Lee KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora