- Pensé que habíamos limado las asperezas este fin de semana - dice con un tono algo más suave, lo cual me sorprende y lo miro sin entender nada - ¿No?
- Cl-claro - intento decir, su cambio de actitud me confunde.
- Entonces... ¿Por qué le es tan difícil mirarme como lo está haciendo ahora? - levanta una ceja burlón.
¿Qué? ¿Acaso no me iba a regañar?
- Eh... - intento componerme rápidamente - no entiendo por qué dice eso.
- Durante todo el tiempo que llevamos en estas cuatro paredes, con suerte me ha mirado un par de veces - cruza sus brazos en su torso, desde mi posición tenía una perfecta vista de su perfil y de su cuerpo - ¿Tan horrendo le parezco?
Su pregunta me deja anonadada ¿Horrendo? Debe ser una puta broma ¡Es perfecto y lo sabe! de lo contrario, no lo diría con tanta simpleza. Si supiera que me tuvo nerviosa todo estos minutos, horas tal vez, por lo incómoda que estoy por haber fantaseado con él estos días.
- N-no es eso, Señor Lee - admito y la sonrisa en su rostro me hace sonrojar, vaya lo está disfrutando pero no me dejaré - la verdad, aunque me despida, tengo que hacerlo - me observa confundido al ponerme de pie.
- Muchas gracias por todo - me inclino doblando todo mi torso en señal de auténtico agradecimiento - incluido el regalo para Leebit, es muy feliz con todo lo que le envió, aunque su juguete favorito sin dudas es la canasta - admito, así son los animales no se encandilan con regalos, sino con las cosas simples de la vida.
Una risita inunda el ambiente.
- Me alegra que así sea - dice divertido.
Me quedo así, esperando que diga algo, siento mi rostro arder a cada milésima de segundo que pasa, aprieto mis ojos intentando contener el nerviosismo. Escucho unos pasos secos acercarse.
- ¿Está consciente de lo que acaba de hacer? - oigo su voz mucho más cerca y al abrir los ojos me encuentro con sus zapatos pulcramente cuidados, al subir mi vista, noto sus manos en los bolsillos de sus perfectos pantalones entallados en las fuertes piernas frente a mí, la hebilla de un cinturón, su chaqueta abierta y... maldición puedo notar el montículo que se forma en su entrepierna y ahogo un grito en mi garganta - levántese - ordena.
Lentamente obedezco y siento mi rostro arder, no creo que sea capaz de ocultarlo, a enfrentarlo de todos modos.
- ¿Me va a despedir? - agrego simplemente, intentando distender el ambiente y ocultar el sonrojo en mi rostro.
- ¿Eso quiere Señorita Kim? - dice desde su misma posición.
- No señor - mi voz pierde fuerza convirtiéndose en un susurro, mi cuerpo entero reaccionaba a su presencia.
- Que bueno, tampoco quiero despedirla - dice levantando una ceja coqueta y la comisura de sus labios se curvan en una media sonrisa demasiado sexy para no apreciarlo y quedarme ensimismada.
- Yo tampoco quiero - le digo por inercia mientras sigo mirando sus labios.
¿Por qué tiene que ser tan guapo? me incomoda que sea mi jefe y cada vez que lo vea en el trabajo recuerde las fantasías que tengo con él. En momentos como este sólo quisiera que fuese un completo desconocido y borrarle esa expresión arrogante perdiéndome en sus labios.
- Sí, ya lo dijo - repite frunciendo el ceño - espero no haber ocasionado algún malentendido con su novio.
Sus palabras me sacan del trance. Dijo... ¿Novio?
- ¿Novio? - me da la espalda y vuelve por su laptop cerrándola.
- Imagino que todavía no sabe porque llegó... algo tarde, pero es imposible caminar por los pasillos sin notar las flores en su escritorio.
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Limbo - Lee Know
FanfictionA Lee Minho nunca le han faltado las mujeres, pero cuando se enamoró de Migyung, no quiso formalizar con nadie, ya que ninguna lograba despertar lo que ella con sólo una sonrisa. A pesar de que ella estaba casada con su amigo Jisung, aún la amaba, a...