Capítulo 22: Oferta

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Me doy valor como puedo, a pesar de intentarlo, se me dificulta no recordar la escena que presencié ayer y mi mente no deja de traicionarme reproduciéndola a cada momento, como si de una película se tratase.

Hoy mi ánimo no es el optimo, por lo que visto en colores grises y blanco. Peino mi corta melena y me maquillo para ocultar las ojeras que traigo, el brillo en mis ojos no lo encuentro hoy. Salgo del edificio para ir al trabajo, percatándome que me mimetizo con el cielo gris.

Prefiero la primavera. El invierno se me hace muy triste y opaco, no es una temporada que me inspire a salir a tomar fotografías como sí en los días con más sol. Compruebo la hora y al ver que aún es temprano, paso en busca de un café para comenzar bien el día y cambiar mis energías.

Reproduzco la canción perfecta para estos días The Smiths - There Is a Light That Never Goes Out después me ponerme los auriculares, con mi café en mano voy camino al trabajo, tratando de disipar los pensamientos que amenazan con introducir en mi mente sucesos que no han pasado, me digo a mí misma que todo estará bien.

- Señorita Kim, la estaba esperando - un torbellino de sensaciones distintas inundan mi cuerpo con el simple hecho de ver al socio Lee frente a mí.

Es inútil sostener la conexión cuando recuerdo el día anterior y desvío la mirada hacia otro lado, ubicando mi bolso en mi escritorio.

- Buen día Señor Lee - lo saludo sin mirarlo realmente para no sonrojarme - dígame, en qué lo puedo ayudar.

- Acompáñeme - dice simplemente indicando el camino. Cruzo mis brazos sobre mi torso, sé exactamente a lo que se refiere y me encamino en silencio - entre, por favor - un montón de imágenes reales e inventadas por mí inundan el lugar sin ser consciente siquiera de eso y me esfuerzo para no sonrojarme - verá, soy de la idea de que las personas debemos dar para recibir.

Asiento sin más mientras él se pasea lentamente por su despacho, dándome la espalda, lo cual agradezco, ya que no tengo la valentía de mirarlo directamente.

- Siempre pensé trabajar en pro de retribuir en algo el esfuerzo que todas las personas daban por mí, ese era mi mayor deseo - se voltea, viéndome fijamente sin pestañear y su expresión provoca todo tipo de reacciones en mí, sin saber qué esperar de él, como siempre - ¿Qué es lo que más desea, señorita Kim?

Me quedo de una pieza por su pregunta, qué podría decirle después de su declaración.

- ¿A qué se refiere señor? - mi voz pierde fuerza en un intento por no titubear, soy un manojo de nervios.

Aprieto los puños constantemente, enterrando ligeramente mis uñas en las palmas de mis manos. Si me va a despedir no sé por qué tenemos esta charla tan... personal.

Pestañea repetidas veces, mientras toma asiento frente a mí, en el mismo sitio donde hace sólo unas horas lo vi entre las piernas de una mujer.

¡Maldición! Entierro mis uñas más fuerte... no es mi jodido asunto.

Tragame tierra.

- Es simple, usted es muy joven aún, dígame qué es lo que desea - se reclina en su asiento sin darme tiempo para asumir sus palabras, lo que me tiene confundida. Todo el tiempo sus ojos fijos en los míos como un cazador a su presa, me siento un cervatillo en estos momentos - quiere viajar, un coche, una casa nueva, ir a un spa con sus amigas, una semana en la isla Jeju... - a cada momento la intensidad de sus palabras se atropellaban más - sólo pídalo y será suyo.

La confusión en mí es inevitable. Dijo viajar, un coche... ¿Para qué?

- ¿Por qué haría algo así? No entiendo señor.

Limbo - Lee KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora