A Lee Minho nunca le han faltado las mujeres, pero cuando se enamoró de Migyung, no quiso formalizar con nadie, ya que ninguna lograba despertar lo que ella con sólo una sonrisa. A pesar de que ella estaba casada con su amigo Jisung, aún la amaba, a...
El sólo escuchar su voz hace mi cuerpo reaccionar involuntariamente, tensándome en el acto por el recuerdo del último encuentro, por lo que decido evitarlo de todas las formas posibles y no lo miro.
- Buen día señor - respondemos al unísono.
- ¿Cómo es posible que cada día se vea más guapo? - el comentario de Lia me pone en alerta de inmediato.
- ¿Qué dices? - espero haber escuchado mal.
Felix ríe por mi comentario y lo observo confundida.
- ¿No lo sabías? desde que llegó aquí le gusta, pero sabe que no tiene ninguna posibilidad - tras el comentario de Felix, Lia golpea su hombro.
- Se llama resignación - corrige.
Me quedo de una pieza ante sus palabras, no tenía idea y ni siquiera me había percatado que ella gustara de él.
¿Y ahora qué? No podía decirles nada, aunque nunca fue una opción y ahora menos.
- Pensé en inscribirme al gimnasio al que asiste, es bastante cerca de casa, pero sería muy evidente ¿no?
- Espera... ¿Cómo sabes a qué gimnasio va? - apenas y soy consciente de que las palabras salieron sin antes pensarlas.
- Lo he visto con ropa de deporte por el sector algunas veces y casualmente hace unos días lo vi entrar allí.
- Realmente... ¿te gusta el señor Lee? - necesito saber su respuesta, no me gustaba todo esto.
Suelta un suspiro.
- Ay Eunji, si tuviera la oportunidad no lo pensaría dos veces, pero cuando llevas un tiempo aquí sabes que no le hace el menor caso a nadie, es como una exhibición de diseñador... se mira, pero no se toca.
Y vaya que es difícil llegar a él.
- Eso es él, porque Hwang es todo lo contrario, quizás si buscas por ahí sea diferente - la anima Felix.
- ¿Estás loco? Si me involucro con él, jamás tendré oportunidad con el socio Lee.
- Y tampoco la tienes ahora, no veo la diferencia - Felix se burla de ella.
- Felix no digas eso - lo regaño por matarle las ilusiones, dejándola con un semblante triste.
- Es hombre Eunji, jamás nos entenderá - dice regalándome una sonrisa resignada.
Y vaya que Lia tenía razón, quién más que yo, entre nosotros la entendía.
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Los días pasaron demasiado rápido, intentaba trabajar sin tomar demasiada atención a mi jefe, cada vez que sentía su presencia cerca, chocábamos miradas, su semblante era el mismo, aunque algunas veces podría jurar que veía el pequeño atisbo de una sonrisa. Evité a toda costa encontrármelo por ahí, suficiente tengo con el inminente viaje que se aproxima, para añadirle la tensión que siento cada vez que lo tengo cerca.
