A Lee Minho nunca le han faltado las mujeres, pero cuando se enamoró de Migyung, no quiso formalizar con nadie, ya que ninguna lograba despertar lo que ella con sólo una sonrisa. A pesar de que ella estaba casada con su amigo Jisung, aún la amaba, a...
No podía simplemente dejarla, esta vez no sería igual.
La sigo y ella coge el taxi, pero aun así me adelanto, la esperaría en su casa.
Espero unos minutos y en seguida llega, camina al edificio tranquilamente y su semblante cambia al instante que nuestras miradas chocan.
- ¿Qué haces aquí?
- ¿Qué te hace pensar que me alejaré? si no lo hice antes, definitivamente no lo haré ahora.
- Esta vez es distinto, yo te lo estoy pidiendo.
Omito el hecho de que no luce nada contenta, de hecho, incluso parece cansada.
- Pues no me conformo - me acerco a ella sosteniendo su mirada, debía encontrar un indicio, una esperanza - estás demasiado presente en mí - a pesar de ni siquiera tocarnos podía sentir la tensión entre nosotros, la de siempre, era capaz de acelerar mis latidos con sólo una mirada y hacerme olvidar todo lo demás - no voy a renunciar a ti.
Pude volverme loco, quizás lo hice, pero algo en mi cerebro me decía que no se podía sentir tanto por alguien sin ser correspondido, a pesar de que en ningún momento apartó la mirada, pude ver el sonrojo en sus mejillas, eso sería suficiente.
- Yo estoy con alguien más ahora - su voz es baja, pero firme.
Acorto la distancia entre nosotros, y me inclino hacia ella, cierro los ojos para empaparme de su esencia, su delicioso perfume que tanto extraño. Me acerco a su oído, acariciando levemente su mejilla.
- Puedes estar con cualquiera, pero ambos sabemos que es inevitable que terminemos juntos - me detengo, sólo querría que este momento durara por siempre y me regodeo en el hecho de que no se aparta. Busco su mirada nuevamente - y cuando eso pase, Eunji, no te dejaré ir.
Podría besarla, estaba tan tranquila sólo mirándome y moría por hacerlo, extrañaba sentirla, pero mi lado racional me decía que no era el momento, no ahora.
Dejo un beso en su frente como una promesa, de que volvería por ella, las veces que fueran necesarias.
- Me saludas a Leebit - me alejo, esta vez conforme y con ilusión, la que escasamente pude tener antes.
Subo al carro, y podría jurar que escuchaba los latidos acelerados en mi pecho.
- Me haces sentir como un mocoso adolescente - y no podría estar más feliz con eso.
Conduzco con un destino claro, había visto infinidad de veces esa tienda, hombres saliendo con enormes ramos de flores y cada vez pensaba que jamás sería uno de ellos, hasta que conocía a la persona correcta.
Al entrar un mundo de aromas, colores, formas y arreglos invadió mi vista por completo. La encargada me orientó a cada paso y después de oler unas peonías, supe que era ella, estaba la esencia de su perfume que me encanta.
- ¿Todos los días? - pregunta con desconfianza.
Asiento en respuesta, por los días anteriores sabía de antemano que Eunji no solía salir de casa.
- Así es, aquí está la dirección.
Aprendí el lenguaje de las flores, de cada tipo y sus colores, había tanto que quería expresar y que me costaba decir, pero una simple flor, podía transmitirlo con seguridad, hasta que llegara el momento en que se sintiera preparada para tener esa conversación, esperaría por ella y mientras, se lo demostraría.
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