Capítulo 38: Paseo

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La mayor cercanía la tuvo el señor Bang con los McCrory, ya que es el representante de Editoriales Lee-Hwang.

Luego de realizar el recorrido por la imprenta, almorzamos todos juntos para luego, irnos a dejar al hotel.

- Mañana creo que sería bueno revisar en detalle el acuerdo, porque el abogado tiene algunas dudas respecto a asuntos legales - propone el señor McCrory.

- Claro, no hay problema - responde mi jefe - será hasta mañana entonces - acordaron, sin embargo, una voz femenina nos detiene.

- Queríamos celebrar esta negociación con una cena mañana por la noche, si gustan - la señora McCrory sugiere amablemente.

- Muchas gracias, será un placer.

- Que descansen, buena tarde - se despiden con un apretón de manos.

Antes de que pueda reaccionar, se acerca Allan.

- Señorita Kim - extiende su mano y la tomo, pensando que la va a estrechar - bonne nuit, repose-toi - deposita un galante beso en ella y se va, uniéndose al brazo de su madre que niega con la cabeza mientras sonríe como si hubiese hecho una travesura, dejándome entre el señor Bang que ríe disimuladamente y una presencia hostil que no deseo mirar.

Esta situación es tremendamente incómoda.

- Tiene un admirador, señorita Kim - cubro mi rostro con mis manos para evitar ser objetivo de sus bromas por lo roja que debo estar.

Cuando entro al hotel, identifico a lo lejos la figura del señor Lee que luego se esfuma de mi vista.

- ¿Vamos? - asiento siguiendo al señor Bang que no deja de reír.

- No se burle.

- Lo siento, es sólo que me divierte que sea tan poco sutil con sus intenciones - pide el ascensor y mientras esperamos, se acerca para susurrar - a Minho no le agrada, y al parecer cuando su padre deje la empresa en un tiempo, será él con quién tengamos las negociaciones.

- Vaya, eso no pinta bien entonces - no me sorprende que no se caigan bien, es algo de lo que me doy cuenta y el hecho de estar en medio de ellos no me agrada.

- Veamos cómo va todo, y con suerte serán un par de años en los cuales no tengan que verse las caras.

Cada uno se va a su cuarto y después de excusarme para no bajar a cenar, prefiriendo dormir, ya que me sentía agotada por el recorrido y mi elección de calzado no ayudó en lo absoluto. Luego saldría a comer cualquier cosa para deleitarme con comida procesada de Londres, si tenía apetito.

Luego de una ducha relajante, me visto con pijama y entre bostezos me acurruco en la cama mientras un programa suena en la televisión.

Un par de ojos almendrados y felinos me acecharon entre sueños en todas las formas posibles.

Me levanto temprano y bajo al lobby a esperar a mis acompañantes para ir a la oficina. Voy por un café y espero no más de cinco minutos hasta que el señor Lee toma asiento a mi lado sin mirarme, su presencia es demasiado imponente para ignorarlo, mi cuerpo parece notarlo antes de verlo siquiera.

- Olvidé decir que no será necesario que nos acompañe hoy - volteo a verlo, sin embargo, parece demasiado ocupado escribiendo en su móvil para prestarme atención.

¿Qué?

- Es... ¿en serio?

- Serán asuntos contractuales de los que nos haremos cargo - guarda el móvil y se levanta - aproveche su día para hacer lo que guste - dice demasiado serio, mirando su reloj de pulsera, como si cualquier trivialidad tuviera más importancia que nuestra conversación - o salir con su nuevo amigo.

Limbo - Lee KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora