Capítulo 8: Encuentro

695 56 22
                                    

No sé cuánto tiempo pasa, hasta que se acerca a mí, con una sonrisa en su rostro.

- Lo siento si escuchaste, es sólo que estoy buscando a una amiga y la señal es horrible - se encoge de hombros y sus clavículas a la vista le dan un aire muy sensual, lo que contrasta con su sonrisa.

- No te preocupes, también tengo a un amigo que me hace maldecir - sus labios se curvan en respuesta.

- Disculpa - se acerca a mi lado - ¿Tienes un cigarrillo que me regales?

- Claro, ten - le extiendo uno y tomo otro para mí.

- Muchas gracias.

Di la primera calada, la chica lo enciende y comienza a toser como condenada. Sólo atiné a reír, mientras se apoyaba en mi brazo.

- No dijiste que nunca habías fumado antes, de haberlo sabido no te lo habría dado - le ofrezco apoyo y le doy una profunda calada al mío.

- Si... He... Fumado... Antes - intenta regularizar su voz, fallando en el intento.

- Ten - le digo y extiendo un vaso hacia ella para que dejara de toser, quién sin pensarlo toma un largo sorbo.

Parece no procesar que es una fiesta y que el alcohol está a la orden, ya que pone mala cara cuando se da cuenta que no era agua.

- Muchas gracias - consigue decir.

Me sorprendió esa chica que llegó con decisión, pero se dejó en evidencia ella misma, me parecía adorable, de pronto pensé en darme libertades que en otra ocasión no podría, como punto de partida para dejar mi pasado atrás.

- No hay de qué - le digo terminando mi cigarrillo - te preguntaría tu nombre, pero ya que no es algo que se diría hoy... en cambio ¿Puedo invitarte a bailar?

Ella pareció asombrada, pero no me daría por vencido, quedé asombrado por aquella belleza de blanco apenas la vi. Creo que hay mucha gente de mi empresa que no conozco, y anoto mentalmente que debo prestar más atención, ya que no tengo ánimos de dejarla ir tan fácil.

Noto cómo respira profundo y me observa analizando su respuesta.

- Claro - asiente con una sonrisa y extiendo mi mano para entrar.

Ambos nos abrimos camino a la pista, puedo notar por el rabillo del ojo cómo mi acompañante acapara algunas miradas, no los puedo culpar, también soy uno de ellos. Entre ostentosos disfraces, pasamos desapercibidos al llegar a un espacio que nos permitiera movernos con soltura al ritmo del electro house, nos acoplamos lentamente al compás de la música.

Al principio fue un movimiento tímido, ni yo estaba tan bebido ni ella al parecer para soltarnos con confianza. A medida que el baile continuaba, y las personas alrededor comenzaban a saltar, al clímax de la canción, nuestro espacio se iba reduciendo, haciendo nuestro baile más intenso.

Bailar era una de mis pasiones, y al parecer para ella también, ya que la forma en que se movía con soltura, mientras cerraba sus ojos disfrutando de la música mientras sonreía, me encantó. Al cabo de unos minutos el DJ cambia el ritmo a un intenso dubstep, el espacio cada vez más estrecho, lo que no me molestaba en absoluto, y al parecer a ella tampoco, ya que aunque usara el antifaz, podía notar que la atracción era mutua, la forma en que chocamos miradas y sincronizamos tan bien en la pista me hacían confirmarlo.

Sin pensarlo la tomo de la cintura acercándola a mí, ya que tras ella iba pasando un grupo de personas y por el poco espacio era más seguro, ella apoyó sus manos en mi pecho. Me quedé inmóvil sintiendo su respiración agitada, notando como nuestro pecho subía y bajaba por la intensidad del baile o por nuestra cercanía. Su perfume inundó mis sentidos y no quise alejarme.

Limbo - Lee KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora