Limbo - Lee Know

Capítulo 39: El escurridizo Lee Minho

Otra vez se molestó, pero la diferencia ahora es que soy consciente del motivo.

Decido arrancar de allí, cuando nos abren la puerta y salgo, uniéndome a Chan que llega tras de nosotros, intentando alejarme de él.

- Tenemos una conversación pendiente - se acerca para susurrar tras mi cabello y me siento estremecer.

No alcanzo a responder cuando el tercero se nos une y termina cualquier leve conversación que podamos tener.

- ¿Vamos? - indica el mayor y nos adentramos, intento relajarme.

La anfitriona nos guía a la mesa correspondiente luego de tomar nuestros abrigos. Me sentía emocionada al estar junto a dos hombres guapísimos que llaman la atención por donde van, aunque uno de ellos quisiera mantenerse lo más alejado posible de mí.

Lo único que quiero es que pase rápido el tiempo, ya que los problemas de comunicación, parecían aumentar a cada momento entre malos entendidos.

- Buenas noches - llegamos a saludar, el señor McCrory con su hermosa esposa, iban vestidos en negro y rojo, completamente a juego, mientras que Allan, vestía un traje a la medida de color grafito y una camisa blanca sin corbata, dándole un aspecto juvenil y juguetón, contrario al señor Lee, que su atuendo all black le da un aura misteriosa y madura que es aún más sensual.

- Que gusto verla de nuevo - dice Allan a mi lado guiñándome un ojo como si hubiese complicidad entre nosotros, por lo que sonrío cordial, sin responder para no entrar en su juego.

- Tomen asiento, por favor - se acerca un camarero para ayudarme con mi silla, y desafortunadamente de nuevo estoy entre Allan y el señor Lee.

Mala mía.

Toda la velada, sentía un aura de macho alfa, en una competencia a ver quién producía más testosterona. Aunque, para ser sincera, Allan no parecía mostrar interés al hombre a mi lado, ya que constantemente estaba pendiente de si me gustaba la comida, si necesitaba más vino o mis preferencias culinarias.

La verdad, estaba demasiado agobiada por sus atenciones para continuar soportando lo que faltaba de noche y aún había una situación pendiente que debo aclarar con él.

- Mis disculpas, debo hacer una llamada urgente - me excuso, ya que necesito un momento a solas para respirar y centrar mis pensamientos.

- Vaya sin cuidado.

- Con permiso.

Me alejo lo que puedo a fin de tener un poco de privacidad y después de ver el pasillo hacia el tocador donde había una pequeña estancia, me quedó ahí, sólo respirando profundamente para despejar mi mente.

- ¿Se siente bien? - cierro los ojos ya cabreada.

- Allan - no es necesario verlo, para reconocer su voz.

- ¿Esperaba a alguien más? - giro sobre mis talones, mi paciencia en su límite.

- Voy a ser sincera - me aseguro de enfrentarlo, para que capte el mensaje - me incomodan sus atenciones, son innecesarias y le recuerdo que estoy aquí para trabajar. Le pido que se limite a tratarme únicamente en términos laborales y con la formalidad que amerita - a cada palabra mi interior arde por la adrenalina, no me sorprendería que tuviese el rostro rojo, pero no me importaba en lo más mínimo.

- Es... ¿en serio? - no sé si es demasiado ególatra o caprichoso, pero luce desconcertado.

- Muy en serio, y de antemano le agradezco su atención al querer que conozca la ciudad, pero puedo hacerlo sola, no debió tomarse ninguna molestia.