Capítulo 49: Cuidados

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Todo el día aparecía Minho en mis pensamientos, preguntándome cómo estará.

- No es mi asunto - me repito una y otra vez.

Jamás me sentí tan ansiosa por saber de alguien más, ni siquiera cuando estaba con Dong-hyuck, esto es... completamente distinto.

Me centro en hacer otras cosas, pero hasta cuando veo a Leebit me acuerdo de él.

- Hey, pequeño, ven - cojo un juguete y lo muevo para llamar su atención, pero parece distraído en lamer su patita.

Me cambio de ropa, por un chándal más cómodo, y cuando termino de subir la cremallera, el sonido de mi móvil me distrae.

Mi pulso se acelera en el momento que veo su nombre en la pantalla. Intento regular mi respiración antes de contestar.

- Hola - respondo algo insegura. Sin embargo, no escucho ninguna voz del otro lado, sólo su respiración contra el móvil - ¿estás ahí?

- Prometiste que estarías conmigo y mira... - arrastra las palabras - no estás.

- ¿Minho? - no logro identificar su voz, sonaba más rasposa.

- No hay nadie más aquí así que supongo que sí, soy yo - suelta una risa por sus palabras.

Genial, está borracho.

- ¿Dónde estás?

- En un lugar sin ti - balbucea - nunca pensé que fueras una mentirosa, pero resultaste ser peor que cualquiera, me ilusionaste para dejarme solo... hip

- ¿Estás en casa? - voy en busca de mi cartera y una chaqueta para ir por él, donde sea que estuviera.

- Si, aunque podría ir al parque y bailar bajo la lluvia - suspira.

- Hey, no salgas, voy para allá.

- ¿Es otra de tus mentiras?

- No sé de qué hablas. No cuelgues - le advierto.

La llamada se corta al tomar el ascensor y al llegar a la primera planta, ya colgó.

- Mierda - apenas me doy cuenta que estaba lloviendo, y camino lo más rápido posible a la avenida para tomar un taxi, el cual, no demora mucho en llegar.

No sé si exagero en ir a verlo, pero ¿Qué más podría hacer? Después de que me llamó, no puedo simplemente omitir el hecho de que no está bien. Si aún está enfermo, beber alcohol no es bueno.

Le marcon tres veces más y nada, cada vez me siento más ansiosa.

- Señorita, llegamos - indica el chofer y al procesar, noto que mis manos estaban envueltas en puños, mis uñas marcadas en las palmas de mis manos en pequeñas curvas rojas.

- Tenga, muchas gracias - subo deprisa y cojo el ascensor con la preocupación a flor de piel.

¿Y si se desmayó?

¿Si era una crisis?

No, tranquila Eunji.

- ¿Minho? - golpeo la puerta y a cada segundo me angustiaba más por el sólo hecho de pensar que no tendría como entrar si es que él mismo no me abría, y lo peor que no sé en qué condiciones se encuentra - Minho, soy yo Eunji, abre por favor.

Apoyo mi oído en la puerta, esperando escuchar algo más que mi corazón acelerado.

- ¿Eres tú?

- ¡Sí, sí, soy yo! - agradezco que esté bien para que me abra la puerta.

Escucho algunas cosas caerse, ruido, vidrios y oigo sus pasos, los cuales arrastra a la entrada.

Por fin abre.

Limbo - Lee KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora