A Lee Minho nunca le han faltado las mujeres, pero cuando se enamoró de Migyung, no quiso formalizar con nadie, ya que ninguna lograba despertar lo que ella con sólo una sonrisa. A pesar de que ella estaba casada con su amigo Jisung, aún la amaba, a...
Para todos quienes han leído mi otra historia, ahora se viene la "segunda parte" ✨️🫶
Por solicitud colectiva aquí otro capítulo🫡
Gracias como siempre a todos quienes votan y/o comentan!! Siempre los leo 💝🥹🫶
POV MINHO
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- ¡Deja de ser tan cerrado y entiende que nos caerá una multa si no la notificamos hoy!
- Me importa una mierda Hyunjin.
- Y a mí no me importa lo que pasó, pero debemos hacer las cosas bien.
- ¿Que no te importa? - lo fulmino con la mirada.
- No es eso, pero... ¡maldición Minho! Ya la corriste ¿qué más quieres?
¿Que más quiero...? Que desaparezca de mi vida por completo, su nombre y su recuerdo están demasiado presentes.
Aparto el papeleo y deambulo por la oficina. El dinero no debe importarle, justo ahora debe estar en los brazos del infeliz de Bingchen. El sólo hecho de imaginarlo me hierve la sangre.
- No quiero saber nada más del asunto, dile al incompetente de Park que para eso le pago, que haga su puto trabajo.
Tomo mi chaqueta y salgo de allí, ya harto del mismo tema todos los días, dos semanas habían pasado desde que se fue. Era un martirio recordarla cada vez que mi inconsciente me traicionaba y veía su lugar de trabajo, vacío.
- Ni un día más... - me prometo a mí mismo, daría el primer paso.
Deambulo entre los contactos del móvil, buscando lo que necesito, pero por alguna razón me rehúso a concretar, me siento inseguro de marcarle a Jennie, sólo observo la tecla, consciente de que, si lo hago, no habría marcha atrás.
"No es lo que necesitas, Minho" la voz de la cordura, hace eco en mi mente.
Sólo necesito dejarlo ir, te empeñas en joderme la vida aun cuando no estás en ella.
No quiero llegar a casa, ni saber nada del trabajo, últimamente nos iba mal a todos. Jisung se la pasaba en su oficina buscando opciones para sacar a flote la editorial, el primer paso: que mi amigo deje de estar en mi contra.
- ¿Ya te vas? - entro a su despacho, intentando charlar tranquilamente, pero sólo frunce el ceño disgustado.
