Hannibal tomó un baño relajante, dejando que el agua caliente calmara sus músculos. Luego, se dirigió a su habitación, ya vestido con su pijama, listo para comenzar con sus tareas nocturnas.
Al ingresar a su cuarto, sus ojos se posaron en una figura pequeña y familiar envuelta en sábanas rojas: Will. Una sonrisa suave se dibujó en el rostro de Hannibal mientras se asomaba para contemplar al niño dormido, abrazando su libro de cuentos favorito. La calidez que emanaba esa escena lo llenó de paz.
El padre de Will le había pedido a Hannibal que cuidara al niño durante la noche, mientras él disfrutaba de la compañía de una mujer que había conocido. Hannibal hubiera preferido no saber cómo el señor Graham pasaba sus noches libres.
Inclinándose sobre la cama, Hannibal depositó un beso en la frente de Will antes de dirigirse a su escritorio. Tenía tareas pendientes, ya que no había asistido a clases a favor de cuidar a Will y deshacerse de una persona indeseable. Había valido la pena, aunque sabía que su tío no debía enterarse de sus acciones. Hannibal, conocido por su excelencia académica, podía permitirse faltar un día sin mayores consecuencias.
Mientras se sumergía en su trabajo, el aroma de la deliciosa cena que había preparado para Will aún flotaba en el aire, recordándole el éxito de su creación culinaria.
Hannibal había servido un exquisito pescado a Will, y el pequeño lo había disfrutado con avidez, saboreando cada bocado. Con la ayuda del chef de la casa, había logrado crear una preparación que destacaba la frescura y calidad del espécimen. En particular, habían utilizado las mejillas del pescado, una sugerencia que el chef había brindado.
Gracias a ese consejo, Hannibal había tomado las mejillas del carnicero, cuya cabeza se había llevado consigo, y escondió la carne en el refrigerador, reservándola para una futura comida destinada a Will.
La tranquila atmósfera de la noche se vio abruptamente interrumpida por el sonido insistente del timbre. Hannibal se puso alerta de inmediato, se levantó de su asiento con cuidado para evitar hacer ruido, y descendió las escaleras con sigilo, encontrándose con Lady Murasaki atendiendo la puerta principal. Dos hombres vestidos con sobrios abrigos aguardaban en el umbral, sosteniendo un par de placas que confirmaban su autoridad como agentes de la ley.
—Soy el inspector Pascal Popil. ¿Aquí vive Hannibal Lecter? —inquirió uno de los hombres con autoridad.
—¿Qué desean de él? —preguntó Lady Murasaki
—Solo queremos hacerle un par de preguntas. Nos enteramos de que tuvo una pelea con Paul Momund, a quien encontramos muerto esta tarde —explicó el inspector Popil.
—Hannibal no tiene nada que ver —afirmó la mujer—. Él salvó a un niño de ser secuestrado, no tuvo nada que ver con la muerte de ese hombre.
Lady Murasaki había descubierto cómo Hannibal había vuelto a colocar la katana en su lugar y había visto la cabeza cercenada del carnicero puesta en un lujoso plato. Sabía que Hannibal había tomado la vida de alguien, y aun así, lo estaba defendiendo.
La situación estaba en un punto crítico, pero Hannibal no perdió su compostura. Avanzó hacia los hombres con gracia y elegancia, presentándose ante ellos con una mirada tranquila y una sonrisa burlona.
—Soy Hannibal Lecter, ¿en qué puedo ayudarles? Los ojos del inspector escrutaron a Hannibal de arriba a abajo. Luego, repitió sus palabras acerca del hombre muerto que habían encontrado.
—Me sorprende que estoy siendo investigado por la muerte de ese hombre, pero no investigaron cuando se puso la denuncia por intento de secuestro —dijo Hannibal
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Promesa Eterna
FanfictionHannibal Lecter es un niño que perdió todo lo que le importaba a una corta edad. Mientras intenta reconstruir su vida y atormentado por los fantasmas del pasado, es cautivado por un curioso infante. Will Graham acaba de mudarse a Francia con su pad...