Fiesta

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⚠️ Advertencia ⚠️

Este capítulo contiene menores de edad bebiendo, insinuaciones a relaciones sexuales entre menores de edad, crisis de ansiedad y uso de drogas. Se recomienda discreción, si deseas no leer esto, puedes dejar de leer hasta el momento en que Will llega a la fiesta.

Esta historia no promueve el consumo excesivo de alcohol ni el consumo de alcohol a menores.



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Hannibal verificó la hora en su reloj de muñeca, dejó su lápiz a un lado y se puso de pie, alisando con su impecable saco.

En media hora tendría que ir a recoger a Will para ir a la galería de arte, pero anticipó la tendencia del joven a esperar hasta el último minuto para arreglarse. Decidió salir antes para apresurar a Will, evitando así llegar tarde al evento.

Desde su oficina, el trayecto a la casa de Will no sería extenso. Se encaminó hacia la entrada, se colocó el abrigo y abrió la puerta. 

Frente a él, se encontraba una mujer con la mano suspendida en el aire para tocar la puerta. Retrocedió sorprendida al ver a Hannibal; sus ojos  estaban cristalizados y enrojecidos , al igual que su rostro.

—Dr. Lecter...

—Señora Campbell, ¿qué hace aquí? —preguntó Hannibal, manteniendo su expresión serena.

La mujer desvió la mirada hacia abajo

—Descubrí que mi marido me engañaba y le pedí que se fuera de casa —hizo una pausa antes de continuar—. Pero no puedo vivir sin él. No sé cómo continuar. Estuve todo el día pensando y… 

La mujer comenzó a balbucear, y en un momento dado, se invitó a sí misma a entrar a la habitación.

Sus palabras seguían fluyendo, expresando la desorientación de no saber cómo continuar y que seria mejor terminar con su vida.

Finalmente, pareció salir de su trance, sus ojos se encontraron con los de Hannibal.

—Yo... Lo siento, no debí venir. Pasaba por aquí y vi la luz encendida. Seguramente está muy ocupado. Lo siento.

Hannibal suspiró internamente. No podía permitir que se fuera. Aunque le importará poco si vivía o moría, había comenzado hace poco con su consulta. Si uno de sus pacientes se suicidaba, generaría una mala impresión y su reputación, apenas en construcción, caería en picado.

No quería dejar a Will, pero tampoco podía irse. 

No tenía muchas opciones. 

Se sintió horrible por dejar plantado a Will, pero podrían ir juntos al día siguiente a la galería de arte. Solo necesitaba asegurarse de que Will no asistiera a la fiesta. No podía permitir que Will se contaminara ni que el ambiente lo llevara a actuar de manera impulsiva.  Tampoco quería que alguna chica (o chico) se fijara en él. La idea de que alguien más pudiera acercarse a Will hacía que la bestia posesiva y hambrienta gruñera molesta

Mientras la mujer deliraba sobre atentar contra su propia vida, Hannibal se obligó a mantener la calma

—Señora Campbell, por favor, siéntese y cálmese. No hay necesidad de llegar a extremos. Permítame hacer una llamada, podemos hablar de esto después. 





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Will se encontraba recostado en el sofá, absorto en su programa favorito y disfrutando de una bolsa de frituras. Sabía que Hannibal podría llegar en cualquier momento para llevarlo a la galería de arte, pero quería terminar de ver ese último capítulo antes de alistarse. Probablemente a Hannibal no le importaría esperar a que se cambiara. 

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